lunes, 11 de abril de 2011

El deber de reeducarnos como biógrafos

He reiterado que los cultivadores del género biográfico en Puerto Rico, si hemos de comprometernos con una educación continuada que refleje lo mejor de las corrientes internacionales prevalecientes, debemos concebir nuestro trabajo como un proceso que requiere persistencias investigativas y búsqueda de aspectos nuevos en cada pesquisa. Ninguna biografía es estática, firme, final. No termina nunca. Hay que seguirla construyendo con exigencias cada vez más agresivas de documentación diversa y fresca que devele elementos desconocidos, complejidades existenciales y momentos decisionales cruciales no planteados, de los sujetos biografiados.
Es lo que sigo intentando en el caso que mejor conozco; a saber, el de Luis Muñoz Marín. (Véase mi último libro sobre el tema, Luis Muñoz Marín inédito, Ediciones Puerto, 2010) Del mismo modo, continúo en la pista de materiales inéditos en torno a Pedro Albizu Campos; en particular, sobre la primera mitad de su vida, con énfasis en sus años de formación y preparación para sus combates posteriores más conocidos. Los nuevos materiales que se van acumulando integran un cuadro más rico, complejo y multifacético que el que se nos describe tradicional y repetitivamente en las breves páginas que se le dedican al tema. 

Algo similar ocurre con otro proyecto en proceso, el de las etapas también formativas de Inés María Mendoza. Mi interés creció en este caso con motivo de la aperura de sus archivos y de los variados trabajos publicados que han seguido en breve plazo. En 2004 publiqué un libro con la documentación inédita comentada sobre su expulsión como maestra de la Escuela Superior Central en 1937 por sus convicciones independentistas y su militancia a favor de la enseñanza en el idioma vernáculo. Este libro recoge un momento crucial en la vida de Inés María; pero desde el punto de vista estrictamente biográfico, se trata todavía de un trabajo descriptivo en el que por otra parte ella, en tanto víctima de la persecución política, pasa en cierto sentido a un segundo plano con relación a la prominencia de los debates públicos que su caso suscitó en un contexto político saturado de demasiadas pasiones en ebullición.

En cambio, en un ensayo más reciente que ha sido mi contribución a su centenario (2008), la nueva documentación inédita a que accedí me permitió hilar más fino en cuanto a su carácter, formación, personalidad, red de relaciones socio-políticas, activismos sufragistas y feministas, decisiones existenciales cruciales e incursiones concretas en el plano político, con sus consecuentes dificultades, sufrimientos y alegrías. ("Inés María y Muñoz: los inicios de una relación, 1931-1940", en Carmelo Rosario Natal, Luis Muñoz Marín inédito, Ediciones Puerto, 2010, 189-207)

Así va mejorando la agenda de trabajo del biógrafo que persiste en indagar más a fondo y percibe ya el fruto de su insistencia. Hoy, después del centenario, sigo con la manía biografiante que persigue conocer mejor el drama vital interno de Inés María Mendoza. En otro ensayo que reviso para publicación, basado en documentación  nueva desconocida, confirmo y detallo perspectivas apenas sospechadas inicialmente. Desde una colección de cartas escritas por ella en el idioma inglés (enseñó el idioma en la escuela) dirigida a un amigo y protector estadounidense, asociado con la izquierda política, descubrimos a una Inés que se angustia a lo largo de "la década crítica" de los años treinta, al enfrentar un matrimonio complicado, penurias económicas persistentes, dificultades materiales para completar sus estudios en Nueva York, súplicas para que le presten ayuda y su relación personal con Pedro Albizu Campos, en quien pierde la fe en un momento determinado, aunque poco después muestra su arrepentimiento por haber expresado su desilusión.

A Inés María le agobia sicológica y espiritualmente el abuso y la persecución del estado contra el independentismo y el nacionalismo y le aterra el baño de sangre que anticipa. Ocurre la Masacre de Ponce y la famosa investigación del Comité Hays. En este contesxto, la propia Inés nos comunica sus interioridades. El cuadro precedente de su vida había sido de sufrimientos, penurias, temores, frustraciones. Pero a partir de ese verano sangriento de 1937 hay en ella renaceres que superan sus propias angustias y derrotismos. Las nuevas emociones que generan en ella la Masacre y sus secuelas, e inclusive su expulsión como maestra, la convierten en un persona  nueva, con un tono eufórico en sus cartas al amigo, que la conducen al despertar a otra etapa de sí misma, con convicciones y  seguridades que en lo sucesivo la lanzarán con dirección firma hacia nuevos derroteros. ("Inés María Mendoza en su correspondencia inédita, 1931-1938: de la angustia a nuevos rumbos", ensayo inédito)

Así, desde una historia del género biográfico escasamente conocida en Puerto Rico, y con poca formación teórica de parte de quienes ejercemos el oficio, se nos presentan buenas oportunidades para ejercer la autocrítica, ponernos al día e integrarnos a lo mejor de la producción del mundo globalizado de hoy...siempre y cuando seamos profesionales abiertos a nuestra propia reeducación.

(Ligeramente editado de la versión original que aparece en Carmelo Rosario Natal (Coord.), La Biografía en Puerto Rico, Ediciones Puerto, 2010, 17-53

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