viernes, 27 de diciembre de 2013

Inés María Mendoza y el idioma


 


 

INÉS MARÍA MENDOZA: VIVIR PARA SU IDIOMA

(Presentación en la Fundación Luis Muñoz Marín el 17 de abril de 2013)


 

por Carmelo Rosario Natal. Ph.D.


 

-Una biografía es una novela verdadera

François Dosse, La apuesta biográfica


 

Damas y caballeros:

Doña Inés y Luis Muñoz Marín Muñoz sellaron un pacto de amor personal y de compromiso integral, social, cultural, humano, con la patria. El idioma, en la forma de la palabra penetrante y convincente y el escrito de múltiples facetas y formatos, fue un ingrediente fundamental del drama de ambos escritores y hablistas. Tan integrados estuvieron, que hasta la casualidad cronológica los acercó: ambos nacieron en un año que termina en 8; ambos fallecen en un año que termina en 0; la diferencia entre sus edades terminaba en 0; ambos fueron hijos de una transición imperial a otra. Por otra parte, también estuvo la paradoja. Muñoz, el eventual campeón de los del campo, nació en la gran ciudad. Eventualmente descubriría y haría patria desde el campo. Doña Inés, por contraste, nació y comenzó a ser gente desde el campo, y desde allí emergerá a la gran ciudad para proyectar sus luchas sociales y magisteriales. En el año crucial de 1937 el destino los unió y los llevó a vivir y convivir en el campo, con los héroes en masa del pueblo a que ambos se consagrarían. El programa de justicia social que de aquella conjunción emanaba, sería predicado masivamente en el idioma vernáculo que atesoraban y que hicieron inteligible a una ciudadanía pobre pero muy inteligente.

Inés María Mendoza Rivera, la muchachita de Río Blanco de Naguabo, nació, vivió, lucho, padeció y eventualmente triunfó ante el gran proyecto de su vida: su lengua materna. Vivió para su idioma y lo hizo desde distintos escenarios y desde muy variadas eventualidades en su decurso vital.

Se me ocurre, por tanto, espigar de su biografía algunos de aquellos avatares en que con el escudo y lanza de su inteligente y agresiva personalidad, combatió de frente por la pureza, permanencia y arraigo del vernáculo que era el sello indeleble de la patria. Hago un modesto ejercicio de biografía del idioma vernáculo en Inés María Mendoza.

1. Es que el vernáculo estuvo enraizado en su espíritu desde niña. Hoy sabemos que no solamente lo aprendió dentro de la normalidad escolar, sino que comenzó a internalizarlo entre el entorno de su amado Río Blanco, en aquel bello campo de Naguabo en el que entre juegos, risas y exploraciones se empecinaba en dominar el nombre de todas las cosas que veía, tocaba, olía, sentía y saboreaba. Le entró por los sentidos altamente sensibilizados de la inquieta criatura que no se conformaba con el salón de clases. Y parece claro que aquello de escuchar, nombrar, escribir y comunicar la flechó para siempre. Debemos a la excepcional pieza documental reciente: Inés María Mendoza: la palabra como destino, la divulgación pública de un hecho muy significativo. Le encantaba pensar, soñar, imaginar, escribir. Le acompañaban algunos amiguitos más o menos letrados, pero se veía rodeada abrumadoramente por aquellos campesinos ignorantes e iletrados, sí, pero de almas y sensibilidades que la atrían. Por allí se llegó a decir que era una niña adivina. Resulta que le resolvía el problema de la carta amorosa que algún jíbaro analfabeta quería hacer llegar a su Dulcinea. Ella escribía la carta, desplegando imágenes, promesas y requiebros amorosos deliciosos. La muchacha, en efecto, parecía que adivinaba lo que estaba en la mente y el corazón del enamorado. Tocaba las fibras sensibles del remitente. ¡Tenía que ser adivina! Cabe pensar – ingenuidad campesina aparte - en la satisfacción personal interna de la muchacha.

2. La adolescente crecía y, naturalmente, desde temprano decidió que quería ser maestra. Sería maestra toda su vida, en todos los variados escenarios en que le tocó desenvolverse. Estudia, se gradúa con máximos honores de Normal en la Universidad de Puerto Rico en 1927, trabaja como supervisora escolar y maestra de inglés y de español, continúa sus estudios en Nueva York con muchos sacrificios y penurias, hasta completar su bachillerato en Teachers´ College de la Universidad de Columbia en Nueva York en 1931-1932.

Seguía estudiando hacia la maestría en Estudios Hispánicos en la UPR, enseñaba, escribía y, al comenzar la década de los años treinta, se convierte en discípula y seguidora del licenciado Pedro Albizu Campos. Alternaba las luchas por superarse académicamente con especialidad en literatura y lengua española, con diversos menesteres públicos: militante nacionalista, cuyo verbo y pluma pone al servicio de su maestro; líder magisterial a su corta edad; militante feminista a la altura de su tiempo. Siempre en causas de avanzada, con fogosidad y compromisos públicamente venteados. Entonces daba su batalla del idioma principalmente en la forma verbal y ante audiencias que ya la reconocían como figura pública. Escribía artículos pedagógicos y sobre la misión del maestro en revistas. También se iba configurando, precisamente por su compromiso político e integral con la patria, del cual no podía sustraerse la reivindicación del vernáculo, en alguien algo embarazoso y peligroso para el establishment.

3. Y llegaría la hora de la gran crisis que reorientaría su vida hasta su muerte en 1990. Se había convertido en una prominente y muy destacada maestra de lengua y literatura española en la prestigiosa Escuela Superior Central de Santurce. Allí había dado los mejores años de su carrera. Era pequeñita, bonita, pizpireta, carismática. De esas maestras que cuando entran al salón de clases imponen, sin pedirlo, atención y respeto. Sonaba como líder y la querían mucho. Para el último día de las famosas vistas del Comité Hays que investigaba las violaciones de los derechos civiles en Puerto Rico, particularmente la infame Masacre de Ponce, la famosa maestra de la Central pidió audiencia para las vistas, que concluían en lo que entonces se conocía como el Templo del Maestro, al lado del Archivo General de Puerto Rico. En su turno, Inés denunció "la masacre" que se cometía con los niños de Puerto Rico, al atosigarles en el idioma inglés la enseñanza de las materias. Por su atrevimiento, la expulsan de su trabajo de maestra, le quitan la licencia, agravan las penurias económicas de su hogar. La batalla que dará con el apoyo de muchos amigos e instituciones no bastará. Decide no seguir una causa que no tendrá resolución favorable.

4. Su vida profesional y personal está a la deriva. También lo estaba en ese año crucial de 1937 la declinante carrera política de Luis Muñoz Marín. A ella la expulsan del magisterio. A él lo expulsan (o provocó la expulsión) del Partido Liberal del cual había sido la estrella fulgurante. Es en este contexto muy triste existencialmente para ambos que ocurre la liason definitiva. Los une el amor, la ilusión y descubrimiento mutuo de que sus compromisos con la patria coinciden de maneras sorprendentes, más allá de su intimidad amorosa.

Lo que intereso destacar en este contexto del uso y defensa del idioma vernáculo por parte de doña Inés, es que en lo sucesivo, a raíz de su relación definitiva con Muñoz a partir de 1937, su batalla será conjunta, más verbal que escrita, y dirigida a llevar y hacer fácilmente comprensible el mensaje de sacudimiento político-social que lleva junto a su compañero. Se fueron al campo, a Treasure Island en Cidra, donde montaron el cuartel general de la campaña que conduciría a los resultados tan conocidos de noviembre de 1940.

5. Cuando se convierte en la Primera Dama en 1949, se le abre una escenario inmenso para manifestar su personalidad de militante social de muchas maneras, siempre al servicio de la gente más necesitada; aquella misma que tan bien comenzó a conocer de niña en el campo de Naguabo. Otra vez, el excelente documental – tan justamente comentado en estos días – "Inés María Mendoza: la palabra como destino", me sirve de referente. Se destaca con suma claridad cómo ella se convierte en el complemento y apoyo entero de la obra oficial y de justicia social de su marido. Y lo hace, no como una Primera Dama retraida, oculta, callada, tímida y sin iniciativa, sino con múltiples actividades públicas, visibles y de impacto, que se manifiestan en una amplia documentación escrita y visual que apenas se conocía. Está en muchos sitios, con su articulada, educada y dulzona voz: en escuelas, en estaciones de leche, en campos y barrios, en inauguraciones de obras, en tertulias informales con jóvenes y adultos a la vez, entre los boricuas que tuvieron que irse a Nueva York. Se ve muy feliz con lo que hace, en el documental, que habla mejor que los archivos escritos en este sentido.

Ahora, con su gran popularidad, y con el tiempo necesario para el reposo y la reflexión, se convertirá en escritora, aunque con modestia negara que lo fuese. Idioma hablado con elocuencia y presencia social frecuente, en función de la obra de gobierno; idioma escrito ahora con el momento privado e íntimo que le permite ser ella misma a fondo, con sus observaciones y reflexiones de tan diverso talante: diarios, memorias personales, cartas, sentencias y refranes, descripciones poéticas sobre la naturaleza y la gente, artículos de prensa, ensayos breves. No solamente en función de su mera imaginación y creatividad, que le sobraba, sino como agente educativo de la maestra que siempre era, desde cualquier escenario. Cuando se abrieron sus archivos personales con motivo de la cercanía de su centenario, los investigadores quedamos asombrados ante la cantidad y calidad del cuerpo literario que nos legaba doña Inés. Yo mismo me beneficié inicialmente con el acceso a esa documentación, que me permitió reconstruir una etapa de su vida que sería crucial; a saber, los inicios de su relación, que llamo integral, con Luis Muñoz Marín. Poco después la Dra. Lilliana Ramos Collado la ha estudiado en detalle como escritora, particularmente como ensayista. Aquella mujer de un verbo "a la vez dulce y útil", como señala, fue una de las mejores escritoras de su época.

Inés soñaba con publicar un libro basado en sus escritos acumulados. No ocurrió en vida, pero la FLMM se ha encargado de que se cumpliera aquel deseo. Está disponible el Inventario de cosas perdidas: artículos y discursos de Inés María Mendoza. Este habría sido el título que ella misma tenía planeado. Esta obra exquisita fue editada por Marta Alsina Aponte. Yo hablo de la modestia y Ramos Collado habla de la humildad de Inés María en tanto escritora. Ella misma, Inés, lo confirma; pero añade, desde sus entrañas íntimas de mujer enamorada, que no entiende "para qué escribo todo esto. Yo no soy escritora. Sigo siendo tu amante. Escribo para estar contigo".

Muchas gracias.

martes, 24 de diciembre de 2013

Encuentros Anuales de Creadores Manatieños

Los Encuentros Anuales de Creadores Manatieños: sus orígenes documentados


 

por Carmelo Rosario Natal, Ph.D.


 


 

[Los Encuentros de Creadores Manatieños y Personas Relacionadas con Manatí es el nombe completo y oficial – abreviado a Encuentros de Creadores Manatieños – de una iniciativa cultural que tuve el privilegio de proponer y comenzar a poner en marcha con el apoyo de importantes líderes de las artes y las letras del pueblo de Manatí. Como todo, el concepto tiene su historia. Merodeaba por mi mente hacía muchos años la idea de que los manatieños o personas relacionadas seriamente con Manatí pudiéramos aportar y compartir nuestros particulares saberes y artes con el pueblo, en una especie de "invasión" cultural anual en algún momento del año.

Hace unos doce años me topé en mi archivo con un número de la revista Pabellón de los Inmortales Atenienses, 1985, publicada por la Fraternidad Ateniense Inc. el 2 de marzo de ese año. Allí aparece publicado un breve escrito mío, en el cual está contenida la idea-semilla de los Encuentros de Creadores Manatieños. Reproduzco a continuación solamente
los párrafos pertinentes]:

"Manatí: cultura, honra y tradición. Hace unas pocas semanas, durante la última celebración del día de nuestra patrona, la Virgen de la Candelaria, tuve la oportunidad de compartir con otros colegas un largo intercambio sobre la historia y la cultura de Manatí. Ello ocurrió en una radioemisora local. [Al referirme a la tradición ateniense manatieña de honrar a personalidades meritorias, anotaba que]: Se pueden añadir otras nuevas instancias que en lo futuro debemos identificar, aquilatar y estimular. No hay que ir muy lejos para señalar algunas. Los documentos de valor histórico sobre Manatí depositados en el Archivo Histórico de Puerto Rico son abundantes y se encuentran entre los mejor conservados y organizados. De ahí han salido libros, tesis doctorales y de maestría y otros trabajos académicos para cursos universitarios. Tenemos que recoger estos estudios y hacerlos accesibles a maestros y estudiantes. Hay historiadores profesionales manatieños que se destacan en la enseñanza y la investigación. Hay pintores de todas las edades que exponen en San Juan y en el exterior. Uno de ellos, [Rafael Rivera Ortiz, R.I.P.] de los mejores, nacido y criado en El Polvorín, acaba de regresar a México, donde ha triunfado por diez años, porque en Puerto Rico no ha encontrado estímulo. La prensa dio cuenta de su vida y sus trabajos. Hay cantantes, músicos, actores, periodistas, dramaturgos, poetas y otros creadores tanto en la localidad como dispersos en la isla y fuera de ella.

¿Cuándo vamos a hacer un inventario para localizarlos? Cuando vamos a organizar encuentros para que le muestren a su pueblo el producto de sus respectivas artes? ¿Qué esperamos para poner aunque sea una pizca de esa gran riqueza material del pueblo al servicio de sus aptitudes?....Les dejamos lanzado el reto."

[Observen que ahí está ya, desde 1985, la palabra "encuentros", que es la que caracteriza el asunto del que escribimos. Pasaron diecinueve años, y una mañana a comienzos de agosto del 2004 me encontré en los espacios del centro comercial Plaza Las Américas en San Juan con el destacado ciudadano de Manatí, literato y gestor cultural de experiencia, Pedro Juan Avila Justiniano. Lo abordé con la idea que pedía acción.¿No te parece que es tiempo ya – le dije – que los manatieños y personas relacionadas con Manatí, donde quiera que estemos, y que nos desenvolvemos en las diferentes áreas del quehacer y el saber, hagamos una invasión cultural anual a nuestro pueblo para aportar los productos de nuestros respectivos oficios y profesiones? Le argumentaba que los tiempos estaban maduros, puesto que nunca había muerto la tradición cultural, que por el contrario daba muestras de gran vitalidad. Por otra parte, en el Municipio Autónomo de Manatí había un auge económico que hacía posible, y visible, el establecimiento o restauración de facilidades para la expresión artísitica y cultural. Había además numerosas instituciones de educación a todos los niveles, incluyendo el universitario, que también podrían unirse de diversas maneras al gran proyecto. Nunca olvidaré el extremo entusiasmo con el que Ávila acogió mi propuesta. Se comprometió, y cumplió cabalmente su palabra, a difundir la idea y convocar a personas que sin duda habrían de constituirse en el núcleo inicial de acción concreta. Mientras tanto, yo seguía pensando el proyecto por escrito. Confieso que lo concebía bien en grande, casi utópicamente, como se puede apreciar en el siguiente documento, el cual redacté con fecha del 21 de agosto de 2004]

Concepto que sugiere el Dr. Carmelo Rosario Natal para la organización del Primer Encuentro de Creadores Manatieños y Personas Relacionadas con Manatí

Por años he pensado que
en ningún pueblo se ha convocado al conjunto integrado de sus creadores en todas las áreas del quehacer de las artes y las literaturas. Han ocurrido encuentros parciales en torno a áreas específicas, pero no sobre todos a la vez. Esto sería una primicia y un precedente.

Sería un encuentro impactante de uno o dos meses de duración utilizando todos los recursos logísticos y de infraestructura de la comunidad, públicos y privados, así como el concurso y cooperación activa de la ciudadanía. Se haría promoción y publicidad sistemática a nivel nacional e internacional. El esquema básico que propongo podría girar en torno a:

Un Comité Central Coordinador (CCC). Establece la filosofía, objetivos y estrategia y coordina el programa completo a materializarse, según las actividades específicas que sometan, decidan y organizen los comités especializados que se mencionan abajo (exposiciones, exhibiciones, espectáculos, presentaciones de libros, talleres, charlas, conferencias, conversatorios, foros y otros).

Comites especializados en las distintas áreas: literatura, incluyendo periodismo), artes plasticas, artesanía, música e historia. Cada comité se organiza internamente y establece su forma autónoma de trabajo. Lo importante es que cada comité sea responsable de producir aquellas actividades que desea que formen parte del programa general.

Comité de recursos, finanzas, facilidades físicas y otras

Comité de publicidad y difusión

Comité de protocolo, actividades sociales, agasajos y temas relacionados

Comité de la Crónica de los Encuentros, que serviría también como Secretaría. Se encargará de abrir, ampliar, mantener al día y conservar un expediente de todo documento escrito u objetos culturales relacionados con este y todos los Encuentros, a fin de ordenar y publicar en su momento un libro sobre tan importante evento, el cual se ampliaría en sucesivas ediciones con las reseñas de los Encuentros posteriores. Lo cual sería una contribución a la bibliografía cultural de Puerto Rico y del mundo.

21 de agosto de 2004

[A continuación, la propuesta que sometí al CCC en tanto presidente designado del Comité de Historia del Primer Encuentro de Creadores Manatieños, que incluye al principio un resumen de la idea principal del proyecto. Pensé que mi propuesta al Comité de Historia podría servir de modelo para los trabajos de los otros comités, los que, naturalmente, operarían con sus propios proyectos y con las variantes apropiadas a la naturaleza de sus respectivas materias]

Al Comité de Historia del Primer Encuentro:

1. Recordarán que en agosto de 2004 comuniqué mi idea sobre estos Encuentros al Profesor Ávila, con el acuerdo de que él auscultaría el liderato cultural de Manatí y me diría si había ambiente para su materialización. Así lo hizo, y me informó que el concepto fue muy bien acogido, lo que dio lugar a una serie de reuniones importantes de trabajo en Manatí, que condujeron además a la creación de una corporación sin fines de lucro que está inscrita en el Departamento de Estado.

2. La idea básica consiste en convocar a los creadores en cinco (5) áreas temáticas (literatura, artes plásticas, historia, música y artesanías) para que expongan sus correspondientes trabajos de forma concertada y simultánea, utilizando la diversidad de facilidades privadas y municipales existentes para tales fines en la ciudad de Manatí. Lo que se quiere destacar es el carácter variado, simultáneo y de "invasión" cultural que queremos impartirle a esta novedosa iniciativa.

3. Dada la complejidad del proyecto, nos dimos un año de preparación, de modo que la invasión cultural ocurriera durante noviembre de 2005. En nuestra última reunión del 26 de febrero de 2005, cada uno de los cinco comités temáticos acordó las actividades que auspiciará en noviembre, considerando las complejidades del proyecto original y recortando y podando allí donde se vislumbraban dificultades insuperables para esta primera edición del Encuentro. Cada uno de los cinco grupos se ha atenido a un número modesto de actividades que sean factibles dentro de una perspectiva realista, dadas la ausencia de recursos económicos y las limitaciones de personal y de tiempo con que se cuenta. Se acordó que esta estrategia de no ser tan ambiciosos como se pensó al principio, era la correcta.

[Con relación a las actividades concretas que propuse a mí Comité de Historia en esa primera ocasión, las resumo brevemente, sin entrar en los detalles que redacté en este mismo documento: Un ciclo de cuatro conferencias, seguidas de tertulias con el público; una exhibición general de las obras de los Creadores a las que tuviéramos acceso; una tertulia sobre la historia y cultura de Manatí, en algún lugar abierto, como la Plaza de la Historia, para propiciar la participación amplia y libre del público]

El buen compañero y artista pintor Pedro Madera, quien tendría a su cargo la coordinación general del Primer Encuentro, tuvo que renunciar a su encargo por razones de salud en su familia. Se le hizo un reconocimiento a su excelente trabajo organizativo y se le deseó lo mejor para él y sus parientes en sus evoluciones futuras.

[Como dice la manida frase, "el resto es historia". De la idea a la acción. Hemos celebrado exitosamente, sin interrupciones, nueve (9) Encuentros. A comienzos del 2014 comenzarán los preparativos para el Décimo Encuentro Anual de Creadores Manatieños con el mismo entusiasmo original, sin recursos económicos, con mucha imaginación y trabajo en conjunto para atender esa y otras limitaciones, y con agradecimiento a las instituciones privadas como el Centro Cultural José S. Alegría, la Logia Masónica, La Fraternidad Ateniense y otras, que nos acogieron en los primeros años. Los Encuentros se han concentrado últimamente en el uso de las facilidades que a través de la Oficina de Asuntos Culturales que dirige la colega Elba Ortiz, nos hace accesible el Municipio Autónomo de Manatí, especialmente el bello Salón de los Poetas y el renovado e histórico Teatro Taboas. Esta destacada funcionaria municipal y el reconocido profesor y escritor Germán Laureano Ortega, se han ocupado de coordinar los trabajos en los últimos años. Han sido nueve jornadas estupendas en las que se ha ofrecido - siempre completamente libre de costo para el público - un promedio de unas nueve a diez actividades al año, con buenas asistencias y sostenido entusiasmo e interés del público, entre octubre y noviembre. Un proyecto muy importante y novedoso en el pueblo de Manatí, lo ha sido la formación y coordinación del Grupo de Pintores Manatieños, uno de los principales productos de estos Encuentros. La organización y animación la debemos al Ingeniero y pintor Wilfredo Freytes, líder muy activo desde los comienzos del proyecto. Nuestras exposiciones colectivas se han convertido en la Apertura Oficial de los Encuentros y ya han trascendido el ámbito local, al presentarse en el Museo de Arte e Historia de Arecibo, la Biblioteca Carnegie de San Juan y en el área de exposiciones de la Universidad del Este en Carolina. Continuamente movemos nuestras relaciones y contactos el Ingeniero Freytes y quien escribe, para abrirle nuevos espacios en salas de exposición a nuestros trabajos pictóricos]

Los Encuentros de Creadores Manatieños, una rica experiencia cultural que da continuidad a la tradición ateniense manatieña. Estén siempre atentos todos los ciudadanos interesados en los desarrollos de la cultura municipal, y esperamos que nos acompañen en nuestra disposición a perdurar en esta entrega de fidelidad desinteresada.



 

domingo, 15 de diciembre de 2013

Manatí en el siglo XVIII: cómo adquirirlo en venta a precio especial

Venta del libro sobre Manatí en el siglo XVIII

Me complace ofrecerles para venta a precio especial reducido, mi último libro: Manatí en el siglo XVIII: economía, sociedad, vida cotidiana (Edición del autor, 2013). Es la secuela del anterior: La fundación de Manatí y otras manatieñadas histórico-culturales (Ediciones Puerto, 2012).

El libro se documenta, con importantes materiales inéditos e impresos, el conjunto de la vida manatieña en el siglo XVIII, sus instituciones cívico-gmilitares y religiosas y el complejo económico agropecuario que explica el poder y la ascendencia de las clases dominantes en la sociedad. Se da mucho énfasis al trabajo en los hatos y las hacienda en el campo y a la actividad en el incipiente poblado. Aparecen cuadros de la vida cotidiana de los más, los pobres, muchos lugares y sitios con nombres que aún perduran y, lo más interesante, numerosos apellidos de familias cuyos descendientes todavía hoy están en el pueblo o dispersos por la isla o fuera de ella.

La obra ha sido presentada en dos ocasiones por el Dr. Luis González Vales, Director de la Academia Puertorriqueña de la Historia, a la que pertenezco en calidad de académico numerario. El presentador ha destacado el carácter de "pionera" y "modelo" de la obra y otros comentaristas han añadido que el libro es válido también para comprender la vida municipal en general en el siglo XVIII puertorriqueño.

El libro tiene 154 páginas, algunas ilustraciones y un buen apéndice documental, además de una bibliografía selecta. Espero me honren obteniendo copia (s)

Favor enviar cheque a mi nombre por la cantidad de trece dólares ($13) por cada ejemplar (el franqueo está incluido), a 1931 Calle José Sabogal, Borinquen Gardens, San Juan, PR 00926. Cada ejemplar que se ordene ($13 por cada uno) será enviado en un sobre separado: un sobre separado para cada ejemplar. Lo(s) recibirá a vuelta de correo debidamente firmados por el autor. Favor escribir bien clara la dirección postal.

No dudo que la obra será lectura interesante para el público en general y en particular para profesores y estudiantes en cursos relacionados con la historia de Puerto Rico. Saludos del autor: Dr. Carmelo Rosario Natal


 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Las luchas de la esclava libertaria Agripina: opiniones sobre el estudio de Carmelo Rosario Natal

"Acabo de leer con gran placer y emoción el conmovedor relato…sobre las luchas libertarias de Juana Agripina.¡Qué maravilla de mujer y qué bien has articulado el relato de su vida! Hilvanas con el tesón de un detective sagaz las evidencias y los silencios, mostrándole a la postre a las futuras generaciones de historiadores, que deben leer esta pieza, el gran valor que contiene la investigación archivística paciente y tenaz. De que le has hecho un gran servicio a nuestra historiografía esclava y femenina, ni hablar. Por todo ello recibe mis más calurosas palabras de encomio y sinceras amistad."

Dr. Francisco Scarano Fiol, Profesor y Director del Programa de Estudios Latinoamericanos, Caribeños e Ibéricos, Universidad de Wisconsin (Madison)

"Excelente es el trabajo de la esclava Juana Agripina; magnífico, realmente. El tema de esas ´luchas alternas por la libertad´ de los esclavos me ha interesado desde 1995, por lo menos. Esto lo verás en un breve libro que próximamente te enviaré. Reitero que el trabajo está magnífico con una investigación rigurosa y abarcadora…."

            Dr. José Manuel García Leduc, Profesor Emérito, Universidad de

            Puerto Rico en Humacao


"Te expreso mi felicitación por tu seria investigación tan documentada y tu excelente escrito relativo a la esclava Agripina. Ciertamente, es una historia que cautiva, por el drama humano que encierra y que has sabido exponer detalladamente. Para los que embelequeamos con la creación literaria, las luchas y reclamos de esa mujer constituyen una rica fuente donde colmarnos."

                Pedro Juan Ávila Justiniano, poeta, dramaturgo, narrador y

                profesor, Manatí, Puerto Rico

"[El] relato de lo ocurrido a Agripina es dramático y resume el horror que fue la esclavitud, sobre todo para las mujeres que eran además objetos sexuales….También me emociona esos dos casos de esclavos que quisieron regresar a Africa. Gracias por esa búsqueda de la historia de Agripina."

                Dra. Ivonne Acosta Lespier, Catedrática Jubilada,                        Universidad del Turabo

"Te felicito por ese conmovedor escrito sobre Juana Agripina."

                Dr. Luis A. Ferrao

                Catedrático, Universidad de Puerto Rico en Río Piedras


 

                    


 


 

    

sábado, 2 de noviembre de 2013

Presentarán en Manatí el libro sobre su historia en el siglo XVIII

El Dr. Carmelo Rosario Natal, catedrático e historiador manatieño, se complace en invitarles a la presentación en Manatí de su último libro, MANATÍ EN EL SIGLO XVIII: ECONOMÍA, SOCIEDAD, VIDA COTIDIANA. Este libro es la secuela del publicado el año pasado: LA FUNDACIÓN DE MANATÍ Y OTRAS MANATIEÑADAS HISTÓRICO-CULTURALES. La presentación será en el Salón de los Poetas, el jueves 14 de noviembre a partir de las 7:30 pm. El Salón de los Poetas está ubicado al lado de la Biblioteca Municipal Francisco Álvarez Marrero, en la parte alta de la calle principal del pueblo (antes McKinley). La presentación estará a cargo del Dr. Luis E. González Vales, Director de la Academia Puertorriqueña de la Historia.

En una reciente presentación en la zona metropolitana de San Juan, el Dr. González Vales calificó esta obra como una "pionera" en su campo, en tanto es la primera que trata el tema en su conjunto para el siglo XVIII en pueblo alguno en Puerto Rico, y terminaba afirmando que la misma debería ser un "modelo" para otras investigaciones del tema sobre los demás pueblos.

El acto forma parte del 9º Encuentro Anual de Creadores Manatieños que está en proceso, y su coordinación estará a cargo del Dr. Raúl Iturrino Montes. Les esperamos y confiamos que adquirirán la obra, que estará a la venta a un precio especial bien bajo. Tendremos la opotunidad de intercambiar sobre lo que se plantee en la presentación, y de disfrutar de la tertulia con obsequios que seguirá.

LA ACTIVIDAD SERÁ ABSOLUTAMENTE LIBRE DE COSTO

lunes, 7 de octubre de 2013

Manatí en el siglo XVIII: presentación de un libro pionero

Carmelo Rosario Natal:

Manatí en el siglo XVIII: economía, sociedad, vida cotidiana

San Juan, Producciones Históricas, 2013


 

Estamos ante una obra pionera en su campo. Hasta donde alcanzan mis conocimientos es la primera obra que historia la vida y desarrollo de un pueblo en el siglo XVIII. Hay otras obras, como veremos más adelante, que historian el siglo XVIII de algunos de nuestros pueblos en el siglo XVIII como parte de una historia más amplia que va desde los orígenes de dichos pueblos hasta el presente.


 

    La obra, que forma parte de una creciente bibliografía sobre Manatí, es la más reciente aportación del autor a su ya rica e importante contribución a la historia sobre su pueblo natal. Desde un punto de vista estructural el trabajo se divide en un prólogo del autor; tres capítulos a saber: Notas sobre el desarrollo institucional/ hatos, estancias, poder y trabajo y la vida de la gente; sociedad, cultura, cotidianidad, un apéndice documental y finalmente fuentes y bibliografía. Más adelante habremos de referirnos con algún detalle a cada una de ellas.


 

    Salvador M. Padilla Escabí, presentó en el marco de una conferencia en San Germán un esclarecedor ensayo titulado "El poblamiento de Puerto Rico en el siglo XVIII" en el que ofrece un detallado esquema metodológico y conceptual para orientar los estudios sobre el tema. Hay una cita de dicho artículo que me parece oportuna como punto de partida a los comentarios que deseo compartir referentes al trabajo de Rosario Natal.


 

    "El tema del poblamiento y los asentamientos no solo es casi desconocido en la historiografía puertorriqueña, sino que tampoco ha recibido la atención que a nuestro juicio amerita. Solamente lo relacionado a las fechas de fundación de los pueblos ha recibido alguna consideración y esta, desgraciadamente adolece de serias fallas conceptuales y documentales".


 

    Mas adelante esboza una conceptualización del proceso del poblamiento     que divide en tres etapas a saber: primero, la ocupación, la colonización y explotación del territorio; segundo, el establecimiento o edificación de los asentamientos poblacionales y tercero, la creación o erección de jurisdicciones gubernativas locales, así como los patrones de asentamiento y de organización espacial que de ellos se derivan en cada período histórico.


 

    Los comentarios que mas adelante haré en torno a la obra están enmarcados en estas dos citas que he creído pertinente hacer de entrada.


 

    Por la naturaleza del tema conviene repasar cual ha sido la trayectoria de la historiografía puertorriqueña sobre los pueblos hasta el presente. El punto de partida obligado tiene que ser la obra de Antonio S. Pedreira Bibliografía Puertorriqueña 1493-1930, publicada en Madrid en 1932. A partir de la página 408 comienza la Historia Local en donde se registran obras de diferente extensión y profundidad. En ella aparecen trabajos sobre 39 pueblos mas no aparece ninguna obra o ensayo sobre Manatí. Las primeras referencias a Manatí apareen en la obra de Abbad y en la de Pedro Tomás de Córdova como bien señala Rosario Natal en el Capítulo tercero.


 

    Coll y Toste en la Reseña del estado social, económico e industrial de la Isla de Puerto Rico al tomar posesión de ella los Estados Unidos, 1899, dedica unas cuatro páginas a Manatí. Aparte de la información estadística que ofrece que incluye las cifras del censo de 1897 que refleja una población de 12,630 almas, Coll y Toste brinda información sobre la riqueza agrícola, pecuaria, urbana y minera, sobre industria y comercio y sobre los presupuestos municipales de los últimos diez años.


 

    Veamos que dice sobre Manatí.


 

"Este pueblo se fundó el año 1738 bajo la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria de Manatí. Su nombre es de origen indo-antillano. En 1898, dependía de Arecibo en lo judicial, eclesiástico y militar. Su jurisdicción comprende los barrios de Río-arriba poniente, Río-arriba saliente, Bajura-afuera, Bajura-adentro, Tierras-nuevas poniente, Tierras-nuevas saliente y Coto.


 

    Prescindiendo de los ensayos y noticias, Pedreira registra cuatro libros dedicados a la historia de los pueblos. El libro más antiguo es el de Ramón Morell Campos El porvenir de Utuado de 245 págs, editado en Ponce en 1886 y del cual se hizo una edición facsímil en 2002.


 

    La segunda obra mas antigua es la de Eduardo Neuman Gandía, Verdadera y auténtica historia de la ciudad de Ponce, publicada en San Juan en 1913 y de la cual el Instituto de Cultura Puertorriqueña publicó una edición facsímil al cuidado del profesor Guillermo Baralt.


 

    La tercera obra fue Boceto histórico de El Pepino de Andrés Méndez Liceaga que se publicó en Mayagüez en 1925. Por último Historia de Yauco de Santiago Negroni Jr, publicada en Yauco en 1927.


 

    Todo parece indicar que en la década del '30 solo se registra la obra de José Limón de Arce (Edmundo Dantés) Arecibo Histórico de la cual se hizo una reimpresión. En las próximas dos décadas será Generoso Morales Muñoz quien adelantará el tema con la publicación de las historias de Dorado, Cataño, Guadiana, Gurabo y San Miguel de Hato Grande (San Lorenzo). Es también en este período, concretamente en 1948, que Adolfo de Hostos publica Ciudad Murada obra que aun hoy dia es referencia obligada para estudiar el desarrollo de San Juan Bautista, nuestra capital. El Instituto de Cultura Puertorriqueña publicó en los años setenta una nueva edición de dicha obra.


 

    A la historia de De Hostos le seguirá en 1959 la obra en dos volúmenes de Francisco M. Zeno, Historiador de la Capital, Historia de la Capital de Puerto Rico.


 

    Oscar L. Bunker habrá de publicar su Historia de Caguas (1975) en dos volúmenes obra que tiene la particularidad de estar basada en los Archivos Parroquiales y del Municipio de Caguas. Ramón Rivera Bermúdez producirá entre 1980 y 1992 los dos tomos de Historia de Coamo, La Villa Añeja. Ambos autores dedican importantes segmentos de sus obras a historiar el siglo XVIII.


 


 


 

    Entre 1985 y 1986, bajo la dirección de Enrique Lugo Silva, se desarrolla un interesante proyecto la colección Historia de los Pueblos. Se trata de más de cincuenta pequeñas obras, de calidad desigual, pero que en muchos de los casos representa un primer esfuerzo por recoger la historia de los pueblos de la Isla.


 

    Entre los años de 1960 hasta el 2003 han de publicarse una serie de historias de los pueblos como por ejemplo la Historia de Corozal (1966) de Antonio Rodríguez Fraíz; Guayama: Sus nombres e instituciones (1972) de Adolfo Porrata Doria; Apuntes para la historia de Humacao; de Salvador Abreu Vega; Vega Baja: su historia y su cultura (1987) una publicación del Municipio de Vega Baja; las Historias de Dorado y de Barceloneta de Marcelino J. Canino Salgado; Historia de la Vega Alta de Espinosa (1988) de Leonardo Santana Rabell; Yabucoa bajo la dominación española: Desde su fundación hasta el cambio de soberanía (1493-1898) de Pedro Vázquez Baez.


 

    Carmelo Rosario Natal y Fernando Picó son autores el primero de una excelente Historia de Villalba y otra de Ponce en su historia moderna y el segundo la de San Fernando de la Carolina: identidades y representaciones.


 

    Por razones obvias he omitido mencionar las obras relacionadas con la historia del pueblo de Manatí pues de ellas de encarga Carmelo en su trabajo que hoy presentamos.


 

Manatí en el siglo XVIII


 

    Cuando me enfrento por primera vez a un libro tengo por costumbre examinar antes que nada la bibliografía que le acompaña. Ese ejercicio me brinda una buena idea de la seriedad y profundidad de la obra.


 

    Lo primero con que nos confrontamos es el listado de documentos inéditos que utilizó el autor. En este caso provienen del Archivo General de Indias y del Archivo General de Puerto Rico. No hay duda que el autor recoge la documentación pertinente al tema.


 

    A ese primer renglón le sigue el de documentos impresos. Las Actas del Cabildo de San Juan Bautista de Puerto Rico de 1730 al 1798 figuran prominentemente. La Legislación municipal puertorriqueña del Siglo XVIII editada por Aida Caro no ponía faltar. Incluye dicha sección la Antología de lecturas de historia de Puerto Rico y las Crónicas de Puerto Rico de Eugenio Fernández Méndez. Como obra final está la edición de José J. Real Díaz, Catálogo de cartas y peticiones del Cabildo de San Juan Bautista de Puerto Rico en el Archivo General de Indias.


 

    La sección más numerosa es la de los libros, artículos, ensayos, tesis, ponencias. Sería engorroso detenernos a examinar cada una de las entradas que aparecen en dicha sección. Baste señalar que en mi criterio Carmelo ha reflejado cuanto trabajo podía contribuir a la solidez del trabajo.


 

El prólogo del autor


 

    En el breve espacio de siete páginas Carmelo nos provee una hoja de ruta indispensable para adentrarnos en el texto. Tenemos que leerlo con detenimiento para al final de la lectura del libro responder a la pregunta ¿Cómo cumplió el autor con los objetivos que se proponía alcanzar? A mi juicio la respuesta es que cumplió. Ustedes cuando la lean juzgarán mi evaluación.


 

    Pasemos de lleno a examinar los capítulos que componen la obra que son tres. El primero lleva por título "Notas sobre el desarrollo institucional". El segundo capítulo se titula "Hatos, estancias, poder y trabajo" y el capítulo tercero "La vida de la gente: sociedad, cultura, cotidianidad ". En términos de su extensión el primero y el tercero son los más extensos y el segundo el más breve de los tres.


 

    En el primer capítulo el enfoque, como tiene que ser, es uno de carácter institucional. A lo largo de sus paginas el autor va desarrollando la descripción de las instituciones locales: Tenientes a Guerra, Alcaldes de la Santa Hermandad, Milicias Urbanas y Disciplinadas. Con gran maestría va presentando el desarrollo de cada una de las instituciones mencionadas en el ambiente del incipiente pueblo. Al hacerlo cumple con lo expresado por Salvador Padilla en el ensayo que citáramos al comienzo. En la conceptualización del proceso de poblamiento establece las tres etapas a saber:


 


 

  1. la ocupación, la colonización y la explotación del territorio.
  2. el establecimiento o edificación de los asentamientos poblacionales
  3. la creación o erección de jurisdicciones gubernativas locales así como los patrones de asentamiento y de organización espacial que de ellos se deriban.


 

El último apartado del capítulo trata sobre la evolución parroquial. no es hasta que se constituye la parroquia que se completan los elementos indispensables para solicitar, en nuestro caso del Gobernador, la erección del pueblo.


 

El segundo capítulo tiene que ver con el desenvolvimiento económico del área. Es por ello que el autor va historiando la formación de una elite agropecuaria fundamento de la economía del pueblo. A lo largo de las páginas vemos como surgen los nombres de los núcleos familiares mas importantes. La identificación de los prohombres del pueblo y de las redes familiares también son objeto de atención. El autor brinda pistas que los genealogistas muy bien pueden explorar para sus estudios.


 

El segmento final del capítulo nos brinda un cuadro sobre la producción, el comercio y los oficios. En las Actas del Cabildo de San Juan para los años 1774-1777 hay una relación pormenorizada de la tierra y su uso. En Manatí había 73 de las 5,581 estancias, 4 de los 234 hatos. Como siembras estables se cultivaban en Manatí 81 cuerdas de caña, 78 de plátanos, 6,511 palos de café y 1,300 de algodón. En cuanto a la ganadería había 1,633 cabezas de ganado vacuno, 54 mular, 496 caballar y 1,150 menor.


 

La conclusión que deriba el autor de los datos incluidos en el informe que desglosa es que "Manatí ocupaba un lugar bastante bajo y modesto en el conjunto de la producción agropecuaria isleña hacia el último tercio del siglo XVIII…".


 

En la página 72 el autor cita la descripción de Manatí que aparece en la página 311 de la Historia de Abbad, la edición de Doce Calles (2002). En la obra Viaje a la América publicada en Caracas por el Banco Nacional de Ahorro y Préstamo (1974) hay una descripción más amplia que vale la pena leer. Es obvio que la descripción contenida en el Diario es más extensa y da detalles que no recoge la Historia. A continuación recogemos la misma.


 

"Pueblo de Manatí


 

El veinticinco de noviembre me regresé al pueblo de Arecibo y el día siguiente al amanecer salimos para Manatí, marchando por praderías cubiertas de pastos y ganados. A legua y media encontramos un bosque que en el año 1778 estaba casi todo arrasado, poblado de estancias de ganados y algunas sementeras de arroz, maíz y tabaco. A las seis leguas llegamos al río de Manatí, que es de bastante caudal, su ribera dilatada y de tierras excelentes, aunque algo inmundas.


 

A poca distancia sobre el mismo río, a la falda de un collado, está el pueblo de San Matías de Manatí. Tiene cuatro hileras de casas en cuyo centro queda una espaciosa plaza. En medio de ésta está la iglesia, que es la mejor y más capaz de los pueblos de la isla. Tiene este pueblo cuatrocientos cuarenta y siete vecinos con tres mil noventa y seis almas, que habitan las vegas del río siguiendo su curso hacia su nacimiento.


 

A distancia de cuatro leguas tienen sus casas y haciendas una parte de este vecindario, en donde convendría una población para la comunicación interior de la isla y para cultivar las tierras que riega este río desde las montañas de Loquillo en donde nace. Algunos geógrafos suponen a Loquillo ciudad de esta isla, pero a la verdad en toda esta montaña ni en sus inmediaciones hay casa ni habitante alguno ni vestigio de que lo haya habido. Los más inmediatos son los vecinos del pueblo de Fajardo y Loysa y el que menos dista tres leguas de las faldas de Loquillo.


 

Todo el territorio de Manatí hacia el río y sus vertientes es muy bueno, aunque por la mayor parte lo emplean en la cría de ganados. No obstante, tienen buenas cosechas de arroz, maíz, algún café y tabaco y varios trapiches en que hacen melado y aguardiente. También tienen mucha abundancia de fréjoles, batatas, calabazas y otras legumbres que llevan diariamente a la ciudad y es su principal y casi único comercio.


 


 

En los dilatados montes que pertenecen a este pueblo hay mucha y buena madera no la benefician aunque les era muy fácil mediante el río, que es de bastante caudal para llevarlas. Verdad es que carecen de puerto y quizá ese corto obstáculo cohonesta su poca aplicación e industria. La parte del territorio que mira hacia la nueva población de la vega es arenoso, aunque está cubierto de bosque en el que mantienen porción de ganado de todas especies.


 

En este pueblo hay formada una Compañía de milicias de Infantería y pudiera haber otra de Caballería atendiendo al número de habitantes y los buenos caballos que se crían en estas vegas. Quizá la dispersión en que viven sus vecinos impedirá la formación de esta Compañía como en otros pueblos de la isla que por la misma razón no tienen milicias, cuyo aumento hasta el número de que es capaz su población sería de suma importancia como se hará ver a fin de la narración del viaje."

    

El tercer y último capítulo es a mi juicio el más acabado y rico en informaciones sobre la vida y costumbres de la gente y su cultura. Hace buen uso de la serie de censos del último cuarto del siglo XVIII. Quiero decirle a Carmelo que todos esos censos están en el Centro de Investigaciones Históricas. Hace unos años, bastantes, Aida Caro y yo comenzamos un trabajo sobre dichos censos. En una conversación que tuvo Aida con Salvador Padilla este le informó que en la Escuela de Planificación los habían entrado en una computadora para hacer análisis de los mismos y que pronto publicarían un trabajo. De más está decir que hasta ahí llegó nuestro esfuerzo y todas las notas y observaciones que habíamos hecho se depositaron en el Centro. El estudio prometido por Salvador hasta donde sé no se ha producido.


 

Una de las fortalezas de este capítulo es el uso que hace el autor de citas de obras del periodo como la descripción que hace O'Reilly en su Memoria, seguida de una de Abbad y otra de Ledrú y de la "Historia del pueblo de Puerto Rico desde sus orígenes hasta el siglo XVIII" (1968). Así como de la obra de Francisco Scarano: Puerto Rico: Cinco siglos de historia (1993). Con ellas el autor elabora la parte del capítulo que titula vivir en el campo (97-118).


 

El capítulo finaliza con la sección vivir en el pueblo que nos da la visión de la vida pueblerina en el Manatí de fines del siglo XVIII.


 

Es obvio que toda vez que el autor nos va dando sus valoraciones de los temas presentados a lo largo de la obra huelga una sección de conclusiones.


 

No satisfecho con todo lo aportado a lo largo del texto Carmelo nos regala con un interesante apéndice documental.


 

Después de esta larga y espero que no haya sido tediosa, exposición solo me resta decir que felicito sinceramente al autor por esta importante contribución que marca un hito en nuestra historiografía al ser la primera obra que aborda la historia de unos de nuestros pueblos fundados en el siglo XVIII. La obra es, sin duda, modelo a seguir por otros colegas que se aventuren a seguir el camino iniciado por Carmelo.


 

Muchas gracias.


 

Dr. Luis E. González Vales

Director, Academia Puertorriqueña de la Historia

Sábado, 28 de septiembre de 2013

martes, 10 de septiembre de 2013

PUBLICAN LIBRO SOBRE MANATÍ EN EL SIGLO XVIII

¿Qué pasó en el pueblo de Manatí después que se completó su largo proceso fundacional a comienzos de 1738? ¿Cuáles fueron algunos de los temas más importantes de su desarrollo municipal a lo largo del siglo? ¿Cómo era su población, su territorio, las maneras de vivir, trabajar, producir y responder a los retos para la supervivencia? Este libro trata sobre estos asuntos y otros relacionados, dentro de las limitaciones documentales y bibliográficas harto conocidas sobre el período. Se destaca la identificación de las figuras prominentes que dominaban el conjunto social con su poder económico, político y militar, y los apellidos específicos que recurrieron en ese sentido a lo largo de la centuria. Al mismo tiempo, se aporta información  nueva sobre la institución parroquial, sus reconstrucciones exitosas y, muy particularmente, la identificación de los principales párrocos y las múltiples tareas importantes que estos efectuaban en el sector urbano y en todo el partido. En la obra se aporta una relación documentada de los conflictos agropecuarios que conllevó la dinámica entre hateros y estancieros, con la eventual transición hacía la economía agrícola para la exportación que comenzó a arropar la colonia como resultado de las reformas ilustradas de la Corona española.

En el texto se destaca también el tipo de sociedad que generaba la mentalidad militar y la economía agropecuaria, y aparte de sus efectos en las elites del poder, se rescatan importantes facetas de la vida, el trabajo y las cotidianidades de las clases populares y menesterosas, en su diverso trajinar en las extensas y variadas geografías del pueblo. Se inserta un útil apéndice documental y una bibliografía muy pertinente y de relativamente reciente factura.

Los interesados en comprar el libro pueden comunicarse con el autor, Dr. Carmelo Rosario Natal, a su email, crosario@coqui.net, desde el cual se les darán las instrucciones sobre precio, forma de pago, direcciones y demás.

Carmelo Rosario Natal, Manatí en el siglo XVIII: economía, sociedad, vida cotidiana, San Juan, Producciones Históricas, 2013, 152 pp., ilus.

jueves, 15 de agosto de 2013

Manatí en el siglo XVIII: influencias cabildeantes

Otro breve segmento editado del libro en prensa Manatí en el siglo XVIII: economía, sociedad, vida cotidiana, por Carmelo Rosario Natal:

El rico propietario de Manatí Francisco López de Arze era uno de los regidores del cabildo de San Juan hacia octubre de 1751. Por su intercesión, el gobernador le concedió un predio de terreno en la ribera del río a un Manuel de Rivera. Pero le llegó información quejosa al gobernador Bravo de Rivera y éste ordenó una investigación sobre el regidor López de Arze. Este había repartido tierras en varios hatos importantes [que se mencionan], supuestamente para ayudar a los desacomodados, como pretexto para favorecer seguramente a personas allegadas a sus propios intereses. La investigación indujo al gobernador a retirar el título de propiedad expedido a Rivera, uno de los favorecidos por López de Arze. No se mencionan las otras personas favorecidas por regidor, ni las perjudicadas, excepto una, Diego Sánchez. Convenientemente, López de Arze no asistió a la sesión del Cabildo en la que se le delatada y denunciaba, "por estar enfermo". Lo interesante fue la conclusión que el gobernador dio al asunto: "Porque luego que su señoría se enteró de lo cierto, lo rompió y quemó" [el expediente] No necesita más comentario lo que implicaba el acto del más poderoso del país para hacer desaparecer la evidencia de las transgresiones de otro privilegiado, que lo era tanto en su localidad pueblerina como ahora en el cabildo capitalino. No sería esta la única instancia en que aparecería un rico vecino de Manatí ejerciendo influencias desde San Juan. El Dr. Jacinto Santana (abogado) fue ascendiendo hasta que llegó a concejal del Cabildo y abogado y gestor importante en agencias del gobierno central a comienzos del siglo XIX.

viernes, 9 de agosto de 2013

LA BIOGRAFÍA EN PUERTO RICO: HISTORIA, TENDENCIAS Y LA AGENDA QUE NOS RETA


 

por Carmelo Rosario Natal, Ph.D.


 

Entrada

El propósito de este ensayo es iniciar y provocar una reflexión en torno al género de la biografía (y sus conocidos subgéneros relacionados) en su trayectoria histórica puertorriqueña, de modo que de alguna forma podamos unirnos al esfuerzo colectivo que intentamos poner en marcha, a los efectos de contribuir a su revitalización y aggiornamento necesarios.

En momentos en que se expande en el mundo la tendencia globalizante que tantos impactos sociales y humanos complejos provoca, la biografía, la autobiografía, las memorias, los diarios íntimos, la correspondencia, las reflexiones y otras formas germanas, se han constituido en uno de los corpus de la creación histórico/literaria de mayor interés, abundancia y pertinencia en múltiples áreas geográficas. Es evidente que la carrera hacia la globalización le ha dado nuevos impulsos y mayor presencia que la que nunca antes se había percibido en la multisecular historia del género, al que hoy día, en reconocimiento a sus numerosas variantes, se denomina en el lenguaje internacional vigente, como el arte de escribir historias de vida ("life writing").

En el medio cultural puertorriqueño, las carencias perceptibles en el estudio y la divulgación del fenómeno de la globalización, su naturaleza y sus implicaciones, se reflejan en una notable dejadez en lo relativo a la atención profesional del género biográfico (entiéndase siempre, con sus subgéneros adjuntos mencionados). Si por un lado sigue creciendo en los ámbitos intelectuales y académicos internacionales el número y la calidad de escenarios en que se producen y divulgan los trabajos de centros, institutos, congresos, cursos y otras iniciativas dirigidas a ubicar el género entre los productos culturales de mayor importancia, en Puerto Rico, por otra parte, y pese a los extraordinarios saltos cualitativos que han experimentado la historiografía, las ciencias sociales y políticas y la crítica literaria, no es difícil notar los rezagos empobrecedores que padecemos.

El comienzo de una reflexión crítica tanto a nivel colectivo como individual, podría ser un aporte que contribuya a sacudir atrasos, modorras, complacencias, mitomanías, apegos a lo repetitivo y, tal vez, aunque no se exprese abiertamente, prejuicios inconfesados contra el género biográfico. Los ensayos que componen este volumen se orientan en esa dirección como un ejercicio inicial. En este escrito en particular, intento contribuir desde una perspectiva muy personal, con la cual me inscribo en un enfoque que llamo "autobiográfico". Quiero decir con ello que me apoyo en la modesta y franca presentación de lo que me parece haber percibido en mi larga trayectoria docente, académica e investigativa en y fuera de los recintos universitarios.

La exposición que sigue consiste de tres partes. En la primera, la pregunta que rige podría formularse así: ¿Cuál o cuáles parecen haber sido a grandes rasgos, el o los conceptos de ser biógrafo en Puerto Rico a través del tiempo? ¿En qué ha consistido el oficio, cuáles han sido sus temas preponderantes, sus metodologías, tendencias y hallazgos? A estos efectos, se adelantan apuntes generales y preliminares a modo de provocaciones que podrían iniciar debates e intercambios fructíferos. En la segunda parte examino mi propia trayectoria como biógrafo, con referencias concretas a trabajos publicados o en proceso. El objetivo en este caso es intentar comprender la ubicación aproximada que me corresponde en la trayectoria previamente trazada, con la intención de
autoevaluarme críticamente; esto es, apuntando a lo que considero logros y señalando las debilidades y tropiezos que mi propia mirada detecta, con el propósito de orientarme personalmente hacia los esfuerzos prospectivos que se requieren.

No es común esta práctica de la autocrítica en nuestros medios intelectuales. Aparte de que se pueda anticipar la consabida objeción de la falta de "objetividad" del que se autoevalúa, no por eso se debe prescindir del intento, que podría en sí mismo proponer el tema como objeto de discusión ulterior: ¿Qué es autoevaluarse críticamente en tanto biógrafo? ¿Por qué apenas lo hacemos, si es que alguna vez lo hemos hecho? ¿A dónde podría conducir la práctica, si es que lográsemos abrir el diálogo crítico al respecto para instituirla como tal? En la tercera jornada de este ensayo destaco la necesidad imperiosa de que los cultivadores del género en Puerto Rico incursionemos bibliográfica e investigativamente en el plano internacional para conocer cuáles son las tendencias teóricas, críticas, temáticas y metodológicas predominantes, en una geografía tan amplia y diversa, en torno a los estudios sobre la biografía; esto es, el arte del "life writing". Esta urgencia resulta insoslayable como método para comenzar a pensar más allá de las tendencias que han predominado tradicionalmente en nuestra frontera nacional y como antídoto contra mentalidades y actitudes demasiadas veces todavía francamente estancadas y provincianas.

El mundo de la biografía es hoy día más ancho que nunca antes, y no hay razón para que nos permanezca ajeno. Con esta perspectiva internacionalizante tal vez podríamos producir una agenda de trabajo que a corto y mediano plazo refleje impactos frescos y vigorizantes en el cultivo prospectivo del género en nuestro medio. Del mismo modo que la historiografía puertorriqueña en general experimentó el primero de varios saltos cualitativos recientes desde su crítica a la llamada generación "tradicional" a partir de 1970, es de esperarse, y hasta factible, creemos, que la biografía y sus subgéneros, aunque tardíamente unos cuarenta años después, comienze a reinventarse, se incorpore a lo mejor que se produce en el resto del mundo y cobre en nuestro país la profundidad, el aggiornamento y el prestigio y respeto que merece.

Ser biógrafo en Puerto Rico: notas o provocaciones para investigar esa ruta

La historia de la teoría y la praxis de la biografía en Puerto Rico está por escribirse. Primero habrá que hacer un acopio bibliográfico sistemático de lo existente y paralelamente, una recopilación antológica de las escasas y dispersas reflexiones teóricas emitidas. Pese a las exigencias de la tarea pendiente, se pueden intentar algunas observaciones de tipo general, no importa que se las considere pretenciosas y debatibles, como en efecto lo serán y deben serlo. Para empezar: ¿Fueron acaso "biógrafos" algunos de los miembros prominentes de los cacicazgos indígenas? ¿De qué maneras pueden haberlo sido? Robiu Lamarche, al inicio de su capítulo 8, escribe sobre ¨Areito o recordar es vivir": Señala que en la ceremonia del areito se rememoraba la biografía colectiva, se destacaban las genealogías, las proezas de los caciques y "las experiencias de Yayael, Itiba, Cahubaba, Deminán Caracaracol, Macocael, Yahubaba, Anacacuya, Guahayona, los personajes míticos que con su sacrificio dieron paso a las diversas etapas de la creación". En los areitos se revivía, en fin, "el tiempo de los orígenes, se recreaba la época primordial de los disoes y héroes, es decir, se volvía al tiempo sagrado." Hay que pensar, por tanto, en los elementos que constituían aquella mentalidad simbólica biografiante. Toda cultura primitiva transita por esta etapa. En nuestro caso, sería interesante, además de una atención específica en el tema desde el punto de vista local, la aplicación más fondo del método comparativo con relación a las culturas circunvecinas coetáneas. Ciertamente, nuestras sociedades prehispánicas antillanas tuvieron sus biógrafos profesionales, operando, claro está, a la altura de las mentalidades neolíticas que les contextualizaban. El biógrafo oral, oficiante muy respetado en cuanto procedía de los caciques y/o behiques, ocupó un espacio muy necesario y privilegiado en su sociedad. Ni remotamente podríamos relacionar a nuestro gremio en los tiempos que corren en Puerto Rico con tal pertinencia relativa. Aunque, vale decir, que al hurgarse entre las tendencias internacionales de más reciente cuño, se puede observar que bastante se está intentando para adjudicarle mayor utilidad práctica y prestigio social al historiador y al biógrafo profesionales.

¿Cómo se concibe y practica el oficio de biógrafo con la conquista y colonización? Metodológicamente, predomina la crónica. Temáticamente, al principio, se destacan la historia natural y la observaciones de tipo etnológico en torno a los pueblos conquistados, por vía de las narraciones claramente matizadas del invasor. A este le interesó, desde las primeras versiones de los textos colombinos, la crónica, la carta/relación y el memorial a la vez que descriptivos, favorables a sus intereses personales y a la acumulación de méritos para sus respectivos expedientes biográfico-colonizadores. Esto, de parte del conquistador colonizador mismo. Por el lado del estado español en América, se traslada acá rápidamente la vieja mentalidad puntillosamente burocrática que requiere, para apuntalar sus controles, detalladas relaciones biográficas de miles de personas, con énfasis en los servicios, reales o alegados, prestados a la corona, y sus respectivas competencias para aportar al proceso conquistador, colonizador e imperial. Se produce una inmensa cantidad de expedientes con exasperante minucia administrativa e incontables enfrentamientos jurídicos. Pero según sigue descubriendo el investigador de hoy, se trata de un depósito sine qua non para desempolvar información y montar biografías modernas atinentes al largo período colonial español. Mientras en la historiografía de la America continental se han explotado ampliamente estas posibilidades biografiantes, en el Caribe antillano de habla española, que sepamos, se anda muy a la zaga sobre el particular.¿Qué sorpresas podrían esperar a los investigadores puertorriqueños interesados en la biografía de la época colonial española, si ocurriera una inmersión nueva y más agresiva en estos mundos tan pobremente minados?

Lo que no ocurrió – y no podía ocurrir – durante los primeros tres siglos de aquella dominación, fue la aparición de la biografía y del biógrafo como ocupación y oficio de interés en sí mismos, más allá de la crónica, el informe burocrático y la información con contenido biográfico tendencioso en reclamaciones, pleitos, legados y otros documentos oficiales.

A partir de la transición del siglo XVIII al XIX, y a todo lo largo de éste último, cambian sustancialmente las condiciones históricas de la isla, y por lo tanto las coyunturas que harían posible al menos unas primeras manifestaciones del trabajo biográfico en el escenario puertorriqueño. Más no se trataba del oficio profesional de biógrafo, todavía. La historiografía, que se iba perfilando a fines del XVIII con las tradicionales crónicas, a las que se sumaban las de los viajeros e investigadores científicos, y luego con el hito que fue la obra de Fray Iñigo Abbad, tendrá algún modesto vuelo en el siglo XIX, entre el tiempo del propio Abbad y los trabajos investigativos de Salvador Brau hacia fines del XIX y comienzos del XX. Conocemos algunos atisbos de esta trayectoria. Hasta ahora, no se ha encontrado en nuestra historiografía del siglo XIX una sola pieza que merezca llamarse biografía sensu stricto. No ha nacido el biógrafo dedicado todavía. No han aparecido trabajos que reflejen el estudio sistemático y documentado de algún personaje, prominente o no. La atmósfera política, la represión, la censura, la precaución con la que tiene que moverse el letrado e intelectual, como ya han demostrado los estudios atinentes al nacimiento de nuestras literatura nacional hacia mediados de siglo, cortaban el vuelo.

No obstante, a medida que crecía en importancia numérica, económica y social lo que se ha llamado la burguesía agrícola liberal criolla, se fueron soltando, limitada y esporádicamente, los impedimentos para la expresión pública de algunos escritos que, sin contener material "subversivo" y burlando de maneras ingeniosas la siempre presente censura, elaboraban bocetos o breves pinceladas biográficas. Así, se podría considerar la obra de Sotero Figueroa, Ensayo biográfico de los que más han contribuido al progreso de Puerto Rico (Ponce, 1888) ,
como un caso notable de excepción, producto de la atmósfera de secularización y modernismo que subyacía a la dinámica económica y política coyuntural. Según se acercaba el fin de siglo, era más frecuente la aparición de breves esquemas biográficos en libros generales, como lo ilustra la obra de tono periodístico en dos tomos de Eduardo Neumann Gandía, Benefactores y hombres notables de Puerto Rico: bocetos biográfico-críticos, (Ponce, 1896-1899), y en la prensa liberal. Estos primeros intentos esperan por una compilación, edición y estudio de conjunto contextualizado.

Parecía predominar, pese a los retos y transgresiones valientes de algunos, la mentalidad cautelosa y precavida que la censura generaba en las plumas liberales. Por ello, hay que destacar que esta realidad propició la producción de alguna literatura memorialista
inédita, parte mínimamente conocida hoy de una historia que está por investigarse a fondo. Dos importantes figuras de las letras puertorriqueñas elaboraron memorias que serían publicadas póstumamente: Alejandro Tapia y Rivera, Mis memorias, o Puerto Rico como lo encontré y como lo dejo (fecha)
y José Marcial Ocasio, Un poco de historia colonial. (fecha) Se trataba de observaciones desde la perspectiva liberal crítica en torno al escenario socio político que les tocó vivir hacia mediados y fines del siglo. La información que prima en estos escritos es el producto del intento de descripción y análisis del cuadro de las estructuras coloniales y sus impactos en las instituciones y en la vida de la clase letrada principalmente. Al cerrar el siglo un médico de Fajardo, el Dr. Esteban López Jiménez escribía cuadernos y memorias íntimas en torno a algunos de los sucesos de 1898 y los primeros años de transición al nuevo siglo. Estos trabajos fueron publicados en 1998 bajo el título de Crónica del 98: el testimonio de un médico puertorriqueño.

El investigador interesado en explorar con insistencia este renglón de las memorias decimonónicas, que parece haber sido el oficio que sucede al del cronista que aportaba información biográfica, y que corre paralelo a los breves apuntes biográficos de origen periodístico o dentro de alguna que otra obra colectiva, podría toparse con la sorpresa de que exista un número indeterminado (aunque no grande, seguramente) de otras memorias inéditas redactadas en el siglo y que esperan por sus descubridores y editores. Hace veintiocho años llegó a mis manos una fotocopia de uno de estos documentos inéditos, titulado "Apuntes sobre la vida de un cualquiera". Es un manuscrito que se acerca a las 200 hojas y está elaborado a mano por un español originario de Cádiz que emigró a Cuba, donde se hizo abogado. Narra sus peripecias personales, familiares, estudiantiles y profesionales y sobre todo, devela las interioridades del mundo administrativo burocrático en el que se desempeña tanto en Cuba como en sus subsiguiente emigraciones a Santo Domingo y Puerto Rico. Ese considerarse "un cualquiera" le da un toque diferente al género memorial inédito de que hablamos, puesto que el autor no pasó de ser un funcionario de segunda o tercera categoría, y es desde esa perspectiva que nos presenta su visión antillanista comparada con un punto de vista conservador. Por otra parte, este escrito va más allá de los apuntes predominantemente sociopolíticos de Tapia, Quiñones y López Jiménez, en cuanto hay, paralelamente a la memoria de algunos asuntos públicos, bastantes detalles y reflexiones autobiográficas en las que, además de ensayar el análisis sobre su propio carácter, el autor reflexiona en torno al de su propia familia y otros allegados. Al presente, trabajo en la investigación correspondiente para editar y publicar esta primicia.

¿Qué sucede con el género a raíz de la invasión estadounidense? ¿Cómo se altera, y en qué formas, el oficio de biógrafo a partir de aquella sacudida radical en la historia de Puerto Rico? Ante el hecho patente de que habrá mayor libertad de expresión y de publicación después del gobierno militar inicial en la nueva colonia, no es extraño que se abran nuevas posibilidades para la investigación histórica en general y la biográfica en particular. Se había configurado la necesidad colectiva de destacar los valores pueblerinos y patrios, tan subsumidos por la censura y la persecusión previas. Brau y Coll y Toste encabezan los nuevos esfuerzos historiográficos, que ahora contienen, además de los tradicionales bocetos biográficos de la prensa y algunas revistas, esfuerzos algo más sofisticados por esbozar biografías de personalidades destacadas; al menos, en las ocasiones en que el primero inserta "rectificaciones históricas", algunas de ellas de carácter biográfico. Ya no es necesario circunvenir la censura ni la persecución detrás del disimulo periodístico o la memoria pensada y escrita para permanecer anónima, esperando mejores tiempos. Neumann Gandía continúa su trabajo con su Auténtica y verdadera historia de la ciudad de Ponce Ponce,( 1913)
en la que continúa con la acostumbrada sección de sinopsis biográficas de figuras ilustres.

Las primeras décadas del siglo XX reflejan la pobreza general de la colonia en la muy limitada producción historiográfica y biográfica. Los literatos, políticos y periodistas acaparan la producción. No existen, salvo las pocas figuras mencionadas, historiadores ni biógrafos profesionales especializados. Las figuras distinguidas y letradas de los pueblos, y las de reconocida talla nacional podían ser, y serían a menudo, políticos, literatos y periodistas al mismo tiempo, y eran ellos los reconocidos como "biógrafos", cuando se aventuraban a escribir y publicar bocetos para libros, artículos para periódicos y revistas o notas para conferencias ateneistas. Con relación a este renglón, cabe mencionar, por su carácter novedoso y revelador, la publicación de las memorias de Angel Rivero Méndez, atinentes a los años 1925-1927, que resultan muy informativas, tanto sobre la vida del autor y su contexto, como por las pistas que arrojan para posibles trabajos biográficos de otros coetáneos.

Pero comienza a hacer su aparición en el escenario el biografo algo más atento, que ya produce escritos de la dimensión de libro publicable, imponiendo desde entonces y hasta hoy el tema dominante: la biografía política. La figura de Luis Muñoz Rivera dominará tanto el escenario como
el interés de lo que podríamos denominar los primeros biógrafos de este período. Curiosamente, en el caso de Muñoz Rivera ocurre algo excepcional. La primera biografía que de él se escribe trata sobre su vida en Barranquitas antes de trasladarse a Ponce. Se completa en 1919, a los tres años de su muerte. Permanecerá inédita y no se publicará sino hasta 1993. Lo particular de este primer esfuerzo consiste en que se trata de la memoria, bien fresca y articulada, de su íntimo amigo y cuñado, Quintín Negrón Sanjurjo, en torno a los años formativos del barranquiteño: Los primeros treinta años de la vida de Muñoz Rivera. Este importante ejercicio, la exploración de los años formativos de los biografiados, que ocurre precisamenmte al debutar la bibliografía sobre Muñoz Rivera, no suele practicarse en tiempos más recientes con la frecuencia y la profundidad necesarias. Ciertamente, así comienza la biografía política del procerato puertorriqueño en la que los principales sujetos iniciales lo son Muñoz Rivera, Antonio R. Barceló, José de Diego, José Celso Barbosa y Santiago Iglesias Pantín.

Cuando a partir de mediados del siglo XX la historiografía se iba profesionalizando al compás del acelerado cambio social conocido, se comenzó a ver un prometedor despunte de la biografía y del biógrafo. Se irían perfilando en el género algunas características que se entronizarían hasta el presente. La más notoria: el biógrafo como narrador de la historia política descriptiva y líneal de su sujeto. Casi siempre se trata de figuras cimeras, con algunos grandes astros de la literatura, las artes plásticas y los deportes. En general, e independientemente de las variadas calidades de estos trabajos y de las investigaciones en que están basadas, lo que se destaca es la "obra" públicada y/o pública, no las profundidades y complejidades humanas del sujeto.

Por otra parte, se ha tendido a biografiar personalidades casi exclusivamente a base de lo que éstas escribieron o dijeron. En algunos casos los libros resultan ser sartas de citas y síntesis de lo que tal o cual prócer dijo. Así se reduce considerablemente el universo de fuentes consultadas y se insiste que esos próceres fueron grandes solamente por lo que pensaron y escribieron, más que por lo que hicieron, o por las decisiones y caminos que tomaron en la realidad y por su impacto en otros seres humanos y en ellos mismos.

Esta biografía política tradicional no siempre abunda en la contextualización de la vida de sus personajes. Ha habido poco estudio y articulación entre el ente biografiado y las realidades que enfrenta y a las que reacciona o quiere cambiar o modificar. Por último, se ha pretendido hacer biografía con documentación insuficiente y sin esfuerzos adicionales para localizar nueva evidencia y materiales que, aunque aparentemente marginales, no dejan de ser pertinentes. Como consecuencia, en la biografía política tradicional se ha tendido a menudo a repetir información acríticamente, incluyendo mitos, tergiversaciones o medias verdades que se se repiten de publicación en publicación, incluyendo las antologías biográficas muy a la moda para consumo escolar, comercial y turístico. Todo esto, sin considerar casos de ocultamientos de evidencia, la invención de sucesos y el uso fuera de contexto de algún documento específico, desde el cual se pretende montar toda una interpretación que responda a esquemas interpretativos preconcebidos.

Si es básicamente cierto que ha predominado la biografía política tradicional (con los señalamientos críticos apuntados), es de rigor señalar también que paralelamente el género de la memoria ha tenido una trayectoria respetable, a partir de la segunda mitad del siglo pasado. No nos habíamos percatado de ello hasta que recientemente iniciamos una reorganización de nuestra biblioteca personal e hicimos varias visitas más atentas a nuestras principales librerías. Si fueron pocas aquellas memorias ocultas, inéditas, temerosas al estado y sus órganos de represión que cultivaba el elemento liberal tarde en siglo XIX, hoy nos topamos con una considerable producción publicada. Para sorpresa nuestra, ha sido una constante, y su número sigue en rápido aumento, como lo puede constatar fácilmente quien sea habitué a los anaqueles de las librerías aledañas a los recintos universitarios y de esa catedral del libro que se llama la cadena Borders en sus tres sucursales de Puerto Rico.

Hay memorias de políticos prominentes de gran impacto social y otras de políticos de menor alcurnia pero que aportan significativas perspectivas. Algunos juristas han dejado su testimonio. Pintores y artistas gráficos comienzan a publicar sus recuerdos y reflexiones. Algunos veteranos de las guerras de Corea y Vietnam han publicado memorias, así como veteranos de las batallas y enfrentamientos de los movimienbtos políticos nacionalistas. Se comienzan a ver en las estanterías memorias de ex funcionarios que dan testimonio de los muchos años que dedicaron al servicio público. Me consta que en estos momentos hay otros ex funcionarios, profesores universitarios activos o jubilados (incluido quien escribe) y maestros que trabajan en sus memorias.

El cultivo de la autobiografía (y sus colindancias con la memoria) ha tenido también una trayectoria que ya comienza a producir estudios críticos, como lo es el caso del libro de Rosa Guzmán Mercerd Las narraciones autobiográficas puertorriqueñas: invención, confesión, apología y afectividad.
En la obra se utilizan los criterios teóricos del libro clásico de Phillip Lejeune, Le pacte autobiographique
(Paris, 1975), para trazar la historia de este género "escurridizo e híbrido" en nuestro medio, partiendo de Infortunios de Alonso Ramírez, descritos por el mexicano Carlos Sigüenza y Góngora (1690). Este es un aporte significativo que contribuye a proponer nuevas avenidas de investigación y de producción por esta banda. Ciertamente, el oficio de autobiógrafo cuya huella se expone y comenta, podría enriquecerse con este buen punto de partida orientador y con el estudio y ubicación de muchos otros títulos disponibles y en proceso de publicación.

Es evidente que actualmente en Puerto Rico se comienzan a percibir los impactos más inmediatos de la globalización del interés en la biografía, la autobiografía, la memoria, y en menor grado, los diarios íntimos y otros textos relacionados. Basta con auscultar con detenimiento los anaqueles de las principales librerías. Allí se confirma lo antedicho y, por otra parte, se observa, especialmente en las librerías comerciales orientadas al público más general, el elemento adicional de la proliferación de memorias y algunas "autobiografías" de personalidades de la farándula. La calidad de estos trabajos es muy variopinta. A menudo parecen dominar los anaqueles y exhibidores principales, puesto que se asume obviamente que estos títulos son más "vendedores." Pero es de notar que entre estos libros de las llamadas celebridades se encuentran, en cantidades y presencias más modestas, algunas memorias y autobiografías de damas y caballeros sencillos y humildes sin gran renombre, que escriben desde la perspectiva de la rememoración pueblerina. Son maestros y otros empleados jubilados de distintas ramas del trabajo, amas de casa, gentes de letras y artes no famosas y hasta algunos comerciantes exitosos también. Podría hacerse un inventario clasificatorio por tipos de autores, localidades y temas, en torno a esta creciente oferta editorial que de algún modo tiene que ver con los múltiples impactos sociales y humanos de la globalización. ¿Se tratará acaso, por ejemplo, de intentos de rescatar y reafirmar la individualidad íntima en estos tiempos de abrumadoras anonimias? ¿Qué hay detrás de las "redes sociales" que signan las muchas y diversas facilidades "cibernéticas" de comunicación? Los elementos biográficos y autobiográficos que pueblan la red, ¿son o pueden ser o no, considerados como elementos serios asociables al género?

De la celebración mítica en los areytos, donde surgieron nuestros primeros "biógrafos", pasando por las crónicas de la conquista y colonización, las memorias tímidamente ocultas del siglo XIX y el oficio del biógrafo profesional que nace al compás de la historiografía moderna en el país, hasta el predominio simultáneo de la biografía política y las memorias y autobiografías de múltiples luces y voces que pueblan los anaqueles comerciales y académicos hoy. Este ha sido parte del trasfondo secular que conduce a un presente que aguarda por investigaciones frescas y por nuevos y creativos aportes, tanto a esta historia que nos ha evadido, como a la teoría y práctica del género.

Sobre mi ruta: una experiencia, con autocrítica

El modesto esbozo que precede es solamente una propuesta muy preliminar, y obviamente simplificada, de un proceso que seguramente ha sido más complejo y poblado de variantes que se deben señalar. Solo pretende contribuir a la apertura del tema; a saber, ¿cuál ha sido la trayectoria histórica del oficio de biógrafo(a) en Puerto Rico? Planteo a continuación la ubicación que considero me corresponde el contexto de la anterior evolución. Tal como lo anticipé al principio, son dos las preguntas guías en esta segunda sección del ensayo. Por una parte, intento trazar los caminos de mi personal producción y lo que considero logros en términos teóricos, metodológicos y prácticos. Por otro lado, intereso dirigir el ojo escrutador crítico a mi propio trabajo a fin de (a) señalar sus limitaciones, lagunas y deslices y con ello (b) invitar a abrir la posible práctica de la autocrítica, tendencia bastante normal en otros escenarios intelectuales, pero prácticamente ausente en nuestro medio.

Al revisar mi listado de publicaciones y de trabajos en proceso a lo largo de cuarenta años de esfuerzos, me percato de que la vocación y tendencia (casi inconsciente) hacia el enfoque biográfico ha tendido a predominar. No recuerdo que ello haya sido producto de una decisión específica. Tampoco me había planteado consideración alguna relativa a si hay diferencias entre el trabajo histórico en sí y el método biográfico. Sencillamente, he ejercido desde ambas perspectivas indistintamente, sin poner sobre el tapete la pregunta sobre las diferencias teóricas entre ambos enfoques. Por el lado de la práctica biográfica, observo una constante temática: interés instintivo y persistente en la vida de "los de abajo", aún antes de que la importante revisión historiográfica que se puso en marcha en Puerto Rico a partir de los años setenta del siglo pasado me alertara más conscientemente sobre el particular. He comentado con amigos y colegas que no fue casualidad el hecho de que mi primer modesto ensayo de historiador nobel haya sido un breve esbozo biográfico sobre un negro muy pobre de mi pueblo, Manatí, quien fue maestro y periodista aficionado durante las primeras décadas del siglo XX. Era conocido y se le recuerda como Nisio el Negrito. Curiosamente, treinta y siete años después, con más estudios y experiencia, vuelvo a esta misma tendencia y dicto una conferencia de corte biográfico sobre el borrachín de la calle más famoso del pueblo, "Molleja, homenaje a la decencia", nada menos que en el Centro Cultural José S. Alegría de Manatí. En el interin, se me presentó la oportunidad, al ejercer como historiador invitado del pueblo de Villalba entre 1990 y 1995, de investigar y producir dos tomos de historia local, en los cuales los principales protagonistas fueron personajes sencillos (muertos y presentes) que constituyen una peculiar galería humana. Alcaldes de procedencia modesta, asambleistas, empleados municipales muy humildes, vendedores ambulantes, maestros, deportistas, vecinos, estudiantes. Todos fueron retratados en pequeñas viñetas biográficas colectivas. No faltaron otros héroes anónimos. También surgieron durante esta experiencia villalbeña bocetos colectivos de pitorreros, carboneros, sepultureros, costureras, amas de casa, comadronas, zapateros, chóferes de carros públicos, carteros, carreteros, picadores de caña, recogedores de basura, veteranos de guerra y envejecientes en su asilo. No puedo olvidar las palabras de aquella enérgica anciana que había sido pitorrera durante la Prohibición, y que orgullosamente decía: "Fui pitorrera para ayudar a mi familia, y a orgullo". Ni al antiguo carretero don Gaspar Colón Torres, del barrio Hato Puerco Abajo, quien al rememorar los peligros de su oficio a sus ochenta y siete años, decía que todavía se asustaba cuando algunos recuerdos malos ocasionalmente venían perturbar sus sueños: "A veces salgo soñando que el buey me tira un cabezazo y yo brinco".

Esta tendencia persistente e impensada, al menos en el plano consciente, a acercarme a los pobres y humildes de la tierra, me condujeron hace muchos años a dedicarme, como tema de especialidad biográfica, a la figura de Luis Muñoz Marín. A este reconocido campeón de las reivindicaciones de los miserables explotados secularmente he dedicado mis más consecuentes esfuerzos investigativos desde el año de 1973. Pero, mientras otros investigadores sobre este impactante personaje han concentrado su atención en su faceta política, especialmente en torno al perennemente debatido asunto sobre su evolución en torno al tema del estatus, yo he optado por explorar la persona, el carácter y las principales tendencias de la mentalidad de quien considero la figura de trascendencia pública más compleja y polifacética de la historia de Puerto Rico hasta el presente. No se pueden comprender a cabalidad las posturas y propuestas de personaje público alguno si no se penetra en lo posible en la textura completa de su carácter y personalidad. No basta con exponer, analizar y evaluar críticamente la obra pública del biografiado. Es indispensable intentar comprender los más íntimos resortes de la personalidad, que conducen precisamente a postular tales o cuales reflexiones y acciones sobre la sociedad y sus problemas, y no otras. Es por esta vía que me he enfrentado por muchos años al caso de Muñoz Marín.

Me decía en una ocasión un distinguido colega que mientras estudiaba en serio la figura y el pensamiento de Pedro Albizu Campos, descubrió y se interesó en la de Luis Muñoz Marín. Le riposté al colega que me había pasado lo contrario: la investigación y el estudio en torno a Muñoz me habían conducido a la fascinante biografía de Albizu. Este heroico batallador por la nacionalidad y también defensor de los humillados y explotados ha sido objeto de acercamientos biográficos múltiples de muy variada calidad y resultados. Es evidente que en este caso hacen falta muchas búsquedas documentales nuevas y frescas que permitan montar una reconstrucción biográfica mucho más amplia que trascienda los tradicionales parámetros políticos conocidos. Al igual que en el caso de Muñoz, es indispensable plantearse preguntas penetrantes atinentes a su formación, carácter, personalidad y las tendencias predominantes de la mentalidad.

Precisamente por el gran interés que me han suscitado estas figuras cimeras, y por la necesidad de intentar entenderlas mejor como entes humanos completos y complejos, he estado proponiendo desde 1990, investigando y preparando un estudio en el cual se siguen paralelamentre sus respectivas trayectorias. Creemos que haremos una contribución al nacimiento de la biografía comparada en Puerto Rico con este estudio, titulado "Pedro Albizu Campos y Luis Muñoz Marín: la patria y dos caminos. Hisatoria de una relación". No se trata solamente de volver sobre los caminos conocidos de la confrontación política en la que desembocó lo que fue una relación inicial de amistad y de convergencias patriótico/independentistas. El objetivo es precisamente penetrar más a fondo en el carácter, la personalidad y las tendencias predominantes de ambos, su relación comparativa y, por consiguiente, en una mejor comprensión de las opciones y programas de acción pública que propusieron y con las cuales se comprometieron con todas sus implicaciones.

Así he procedido a nivel de los trabajos e investigaciones académicos. Desde la perspectiva de los encargos contractuales profesionales, mi expediente señala que también he trabajado y trabajo con biografías de sujetos que provienen de orígenes humildes y cuyas trayectorias han desembocado en éxitos espectaculares, no ya en el ámbito político sino en el de los negocios y las gestiones filantrópicas. Las familias, parentelas, relacionados y amistades interesados en este tipo de trabajo generalmente los auspician para rememorar y exaltar las virtudes y logros de seres muy queridos que les parece que han sido olvidados demasiado prontamente, en el caso de personajes que han fallecido en tiempos relativamente recientes. Tal ha sido el caso de Antonio (Tony) Santana (1922-1995), precursor y pionero de los servicios a la aviación civil comercial en Puerto Rico. Se trata de la vida de un campesino que nació en un barrio muy pobre de Naguabo y que llegó a convertirse, con muy escasa escolaridad formal, en una presencia múltiple y abarcadora en las áreas de servicio a las líneas aéres y sus respectivas clientelas en los aeropuertos de Isla Grande e Isla Verde, durante casi toda la segunda mitad del siglo pasado. Al presente el manuscrito de ese trabajo está en etapas avanzadas. El principal problema investigativo en este caso ha consistido en el hecho de que no existe documentación seriada, ni escritos por parte del biografiado o sus más íntimos relacionados, ni huellas periodísiticas abundantes. El biógrafo, en este caso, ha enfrentado la ardua tarea y reto de intentar construir una biografía casi exclusivamente desde la historia oral, complementando este método con numerosas incursiones geográficas in situ, material gráfico/fotográfico y contextualizaciones apropiadas desde la historiografía accesible.

En otro caso, me topé con la vida y trabajos de un andaluz de orígenes modestos que ha vivido la mayor parte de su vida en Puerto Rico (1913- ), trazando su espectacular carrera desde su natal provincia de Granada, su educación como anarquista libertario, su participación en la Guerra Civil española, su deserción al campo republicano desde el servicio forzado al nacionalismo fascista, los extraordinarios avatares que pusieron su vida muy en riesgo en varias ocasiones, las penurias de la derrota en tanto luchador republicano y sus varios exilios, hasta recalar en Puerto Rico hacia mediados del siglo pasado, a partir de cuyo momento conquista el mundo de los negocios que lo han encumbrado como una persona sumamente exitosa en lo económico y un reconocido filántropo. (nota)

Procede ahora cumplir con lo anunciado. Primero, lo que considero aciertos a través de esa larga experiencia. Luego apuntaré las limitaciones y deslices. El trabajo ha sido fructífero, en primer lugar, en tanto me ha propocionado una diversidad de sujetos, escenarios
y retos metodológicos que se han planteado en función de la naturaleza particular de cada proyecto. Así, hemos incursionado con mucha frecuencia, en adición a los insoslayables requerimientos de la investigación bibliográfica, documental y contextual de rigor para todos los casos, en la metodología de la investigación oral, muchas veces in situ. Esto ha sido así tanto en el caso de sujetos no vivos ( personajes de la historia pueblerina de Manatí y Villalba; Santana, Albizu), como en instancias en las que el biografiado, quien ha legado un amplio cuerpo documental, fue entrevistado en los últimos años de su vida, falleciendo poco después (Muñoz). En un caso (Carvajal) la experiencia ha sido especialmente rica, en la medida en que el sujeto, aún vivo, ha sido un factor muy importante en la investigación al contribuir con un buen número de entrevistas grabadas y algunos breves escritos autobiográficos propios. Este cúmulo de información a su vez sirvió de semillero de pistas para las búsquedas bibliográficas, documentales, contextuales, y orales in situ complementarias. (alguna nota). No hay duda de que esta variedad y diversidad de escenarios le han proporcionado al biógrafo oportunidades y retos a la imaginación, movilidad y alguna capacidad para componer sus narraciones desde perspectivas documentalmente diversas y complementarias.

Una segunda ruta que considero positiva en estos trabajos tiene que ver con mi tendencia, ya varias veces reiterada, a preferir las vidas de gentes de las escalas sociales preteridas (que en algunos casos llegan al éxito social y personal) y las de quienes, también de procedencia modesta, se han dedicado a combatir a favor de aquellas. El énfasis ha sido en la búsqueda del carácter, la personalidad y las tendencias de la mentalidad correspondiente, más que en la espectacularidad de la "obra" pública y/ o política. No todas mis experiencias como biógrafo se han referido al procerato, político o de cualquiera otra índole. Me doy cuenta de que esta gama de experiencias y estudios le proporcionan al historiador/biógrafo algunos elementos adicionales con los cuales entender algo mejor la sociedad que sirve de contexto al biografiado, que cuando se estudia solamente el procerato; y en particular, el procerato de un sujeto solamente.

Otra área en la que considero que mi trayectoria ha sido productiva se refiere a la capacidad para cultivar un espíritu libre e independiente que no se amarra a preconcepciones teóricas o ideológicas, ni responde a versiones comprometidas para complacer a determinadas audiencias o grupos. Cuando le informé a un distinguido catedrático de la Universidad de Puerto Rico en 1973 (había sido mi maestro en un importante curso) que trabajaba en un libro sobre la juventud de Luis Muñoz Marín, éste me preguntó si se trataba de una biografía autorizada. De inmediato respondí, con indignación poco disimulada: "autorizada por mí". (nota) Este ha sido mi gesto desde siempre y lo considero como algo visceral de mi conducta.

Consecuencia de lo que antecede lo es mi acitud de mantener una conciencia alerta y pendiente a la búsqueda de nuevos materiales, informaciones y documentación, con los cuales reexaminar, revisar, ampliar y corregir versiones propias y ajenas de los sujetos biografiados. No alego que lo logro con la eficacia que desearía; sí afirmo que es el norte que me dirige. Lo aplico principalmente a las figuras que más sigo estudiando: Muñoz, Albizu e Inés María Mendoza. En este proceso autorevisionista, me ocupa principalmente la búsqueda insistente de nueva documentación que permita develar de maneras más aceptables aspectos adicionales de las mentalidades de los sujetos, enfrentando interpretaciones acríticas repetitivas, errorres factuales no atendidos y mitos y leyendas, no solamente reiterados sin explicación alguna, sino utilizados con frecuencia para "arrimar el fuego a la sardina" de alguna versión político/ideológica conveniente. (por aquí meter caso vizcarr¿)(decir en M INedito donde más…) Como todo trabajo investigativo, la tarea del biógrafo no termina nunca, y al igual que cualquier otro rubro, es necesario concebir la tarea como un proceso siempre abierto.

¿Cuáles han sido algunos de los principales deslices, fallas y lagunas que, en franca y sincera autocrítica, me parece encontrar en mi trayectoria? En primer lugar, me percato de que no ha sido sino hasta los últimos tres o cuatro años que he dedicado mucho tiempo a lecturas importantes sobre la teoría y la historia de la biografía y sus áreas relacionadas. Había practicado el género con muy poca o casi ninguna inmersión teórica y sin distinguirlo de la investigación histórica en su sentido general. Francamente, no se me había ocurrido hacer la distinción, aunque la intuía. Por un lado esta carencia de instrucción teórica y de distinción entre los géneros ha sido positiva, en la medida en que mis trabajos biográficos tienden a destacar contextos históricos, tal como opera normalmente el historiador general. Por otra parte, mi débil educación teórica no me había permitido tomar conciencia de los muchos aspectos y facetas adicionales (a las que he abordado) de que se compone el reto biográfico. Temas importantes tales como su aspecto literario con sus retos y posibilidades, (aquí nota y citar sobre lo de Picó) el tipo de lector y las estrategias para involucrarlo como parte del proceso comunicativo y la presencia de la subjetividad del biógrafo, aparte de su perenne compromiso con la verdad. Aunque presentes en la conciencia y patentes discretamente en mi escritura, no han recibido la atención y el desarrollo más a fondo que las corrientes más recientes de la historiografía y la biografía auscultan y aplican.(alguna nota biblio)

En un renglón de suma importancia para el practicante del género biográfico debo expresar un mea culpa, aunque no tengo duda alguna de que se trata de un mal de muchos, si bien no se admite, como lo hago yo aquí públicamente. Me refiero a lo que en psicología se conoce como "transferencia". Cuando las simpatías (legítimas) del biógrafo con su sujeto llegan al punto de una identificación emocional con el mismo, puede ocurrir de forma inconsciente (Freud) un fenómeno mediante el cual éste puede estar manifestando aspectos de su propia autobiografía. En ese caso, la identificación emocional puede apuntar a lo que en su obra clásica califica Leon Edel como respuesta a "una necesidad oculta de su propia naturaleza". Esto es, la del biógrafo. Para Edel, es muy peligroso para la labor biográfica no tener consciencia de este desliz, puesto que el biógrafo podría estar inconscientemente tratando de evitar descubrir verdades desagradables que pueden conducirlo a distorsionar u ocultar lo que los hechos documentados realmente sugieren. El biógrafo puede olvidar, escribe Edel, "que el amor es ciego y que esa ceguera ha sido exactamente lo que conduce a los retoques, a borrar las arrugas y hasta a alteraciones del carácter y la personalidad." Su conclusión: "Cuando el biógrafo se identifica con su sujeto hasta este punto, las emociones serán más intensas y el resultado es la ceguera que reside en la idealización". (Edel, (1987) 65-82. Las traducciones, literales, son mías)

Precisamente, hace un cuarto de siglo, en un breve ensayo que publiqué en 1985, criticaba yo a los biógrafos que todavía escribían sobre nuestros próceres pintándolos en "cuadros casi idílicos sobre sus virtudes, grandezas e ideales…ocultando su dimensión humana real tras (una) retórica romantizada". (CRN, La enseñ,54) Me percato ahora de que pese a que mi expresión era sincera, en realidad me criticaba a mí mismo también, puesto que algo del resbalón de la "transferencia se pudo haber percolado en mi trabajo. Aunque debo añadir que una intuición prometedora, aun no elaborada, merodeaba por allí mismo. En el mismo texto escribía que "hemos aprendido que los próceres eran de carne y hueso y tenían nuestras mismas debilidades.¨(ibid.,55) Obviamente, no soy el único que ha hecho esta observación sobre la humanidad normal de los próceres. Tampoco soy el único que no ha pasado del dicho al hecho, aunque en esta etapa de mi maduración vital e intelectual trabajo afanosamente con el tema en revisiones de trabajos previos y en trabajos en proceso.

Otra observación autocrítica. En mis lecturas más recientes me topo con lo que parece ser un consenso en el sentido de que la psicobiografía de corte freudiano, la más popular a comienzos y buena parte del siglo XX, ya está fuera de moda. Se solía pensar que a menos que el biógrafo no intentara señalar las influencias emocionales que sus sujetos padecieron en sus primeros años, su trabajo estaba incompleto. Los críticos más recientes de la psicobiografía, particularmente del psicoanálisis, sostienen que este tipo de biografía en realidad no dice lo que ocurrió, sino "lo que debió ocurrir". Tal vez, se alega, la psicología ha de seguir ayudando al biógrafo, cuando éste la utilice discreta y apropiadamente, y no mientras la sicología lo manipule a él. (Hermione Lee, 86-88) Pienso que al estudiar los sujetos más importantes de mis trabajos biográficos no me he detenido, pese a mi insistencia en la necesidad de hurgar a fondo en sus etapas formativas iniciales, en algunas consideraciones que podrían entenderse mejor con el apoyo de la sicología contemporánea. He escrito sobre tendencias recurrentes y pormenores esenciales característicos, por ejemplo, en el caso de Muñoz (nota), pero sin aventurar hipótesis psicológica alguna que explique lo que sencillamente he estado describiendo. Además de intentar un acercamiento documentalmente razonado a la verdad o verdades del carácter del sujeto, y una presentación literariamente lograda, el biógrafo bien podría hacer más atractiva su oferta, desde el punto de vista del lector, con alguna discreta hipótesis biográfica que, sin pretender explicarlo todo con enrevesados vuelos teóricos, sirva para condimentar el escrito con sugerencias incitadoras.

La agenda que nos reta, o la ruta pendiente

Unas pinceladas nada pretensiosas sobre la presenciua y tareas del biógrafo en Puerto Rico, apenas sugeridas en este ensayo, más como invitación a la investigación que como bosquejo aceptable. Algunos apuntes en torno a lo que considero ha sido mi trayectoria en el género, señalando logros y errores propios. Hasta ahí las páginas que preceden ¿Qué sigue? Según lo anunciado, algunos señalamientos en torno a lo que nos espera como investigadores y escritores de biografías (y sus áreas relacionadas) si es que nos proponemos ponernos a la altura de los tiempos en este mundo globalizante. Aunque productiva, la carrera del biógrafo en nuestro medio ha sido modesta en su volumen y bastante tradicional en sus orientaciones generales. Reitero: se impone la necesidad de asumir actitudes críticas ante el pasado y presente reciente del género, de modo que, trascendiendo lo acostumbrado y repetitivo y superando provincialismos, modorras y complacencias, nos pongamos al tanto con relación a lo que está ocurriendo en el resto del mundo.

Y lo que ocurre internacionalmente es extraordinario y asombroso. El género biográfico en todas sus manifestaciones ("life writing") se cultiva en cantidades y calidades muy superiores a lo que ha sido toda su historia anterior, salvando, claro está, a los grandes clásicos universalmente reconocidos. En todos los continentes, especialmente en América del Norte, Europa, Asia y Oceanía, nos topamos con numerosos grupos, asociaciones, programas universitarios, cursos, organizaciones privadas y otros organismos dedicados al género y sus variedades. Abundan los encuentros internacionales, interdisciplinarios, multiculturales y multilingüísticos. Es abundante la cantidad de títulos sobre la historia, teoría y praxis de la biografía que se puede acceder por compra vía Internet. Posiblemente la organización de más alcance y prestigio al presente lo es la International Auto/Biography Association (IABA), (nota) con sede en la Universidad de Hawaii en Manoa. Basta con suscribirse gratuitamente a su lista de miembros para comenzar a descubrir la abrumadora red de conexiones globales que produce hoy el cultivo del "life writing". Se comprende desde el punto de vista sociológico/cultural de nuestros tiempos, el que haya tanto interés en las vidas individuales, en grupos de ellas e inclusive en el estudio de aspectos parciales escogidos, ya en forma de biografías, autobiografías o memorias. Quien haga incursiones cibernéticas regularmente y esté al tanto en las tendencias bibliográficas al respecto, se sentirá hasta algo abrumado por la innumerable lista de temas que reflejan las informaciones que llegan, las convocatorias a conferencias y congresos y hasta las solicitudes de orientación por parte de estudiantes de doctorado que trabajan aspectos especializados en sus disertaciones, lo mismo desde China que desde Australia, Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. (nota que hagan el experi). Numerosas facetas específicas novedosas en torno a los estudios de género y feministas; una amplia difusión internacional de la literatura biográfica gay, conocida también como queer biography; gran énfasis en las experiencias de vida de la niñez y la juventud; biografías y memorias sobre las emigraciones transnacionales. El tema del cuerpo humano (físico) y su relación con el carácter y pensamiento del biografiado adquiere prominencia, como se ilustra en un reciente y magistral artículo sobre Martín Lutero en la American Historical Review: "Understanding his physicality…can also help us to appreciate primary themes of his theology differently [….] Luther´s body, onmipresent in Lutheran visual culture long after his death, was central to the character of Lutheran devotional culture". (Roper, 354, en etc)

Lo que antecede es una mínima muestra de un temario que asombra tanto por su diversidad como por lo extremadamente especializado que a veces se torna. El primer paso de la agenda que nos espera parece obvio: tenemos que comenzar por investigar, familiarizarnos a fondo y mantenernos al día con relación a lo que está pasando en este espectacular trasiego para sacudir nuestras metodologías y temáticas predecibles, a tenor con lo que estos tiempos globalizantes nos sugieren.

Por otra parte, es necesario salir de la historia tradicional del procerato, o por lo menos, reenfocarla desde perspectivas revisionistas, críticas e imaginativas nuevas que descubran y documenten la humanidad compleja y mejor contextualizada de sus sujetos. Entre todas mis lecturas de los últimos años no había encontrado una manera más precisa de plantear este tema que la recogida en el fragmento que se cita a continuación:

Secular hagiography does continue to be written. Idealized, exemplary lives often serve, still, as elegies for representatives of victimized minorities, revolutionary leaders, political prisoners, or spokespersons for the oppressed.There is a huge political and cultural investment for certain groups in maintaining an inviolable biographical image of figures such as Gandhi, Mother Theresa, Martin Luther King, Rosa Luxembourg, Che Guevara or, above all, Nelson Mandela [….] El problema con esta tendencia, según esta autora, estriba en que genera la reacción contraria: "Sanctification, in most cases, then produces backlash, which veers to the other extreme of vilification. So mother Theresa's self-serving, right-wing politics, Luther King's sexual exploits or Guevara´s thuggish killings in the Havana jails and his treatment of homosexuals are aired in myth-debunkings which in turn serve their own political an cultural purpose." (Lee,, 107)

Es esta dialéctica la que ha empantanado, mi juicio, el progreso biográfico en Puerto Rico, en lo que se refiere a nuestras grandes figuras. O héroes casi santos, o traidores sin remedio: esa ha sido la historia, en términos generales. Es cierto que ocasionalmemte se reconoce que eran "humanos", pero la observación, casual, no es objeto de indagaciones profundas, atrevidas y valientes. Y eso es precisamente lo que exige y exhibe lo mejor del género en su cultivo internacional hoy. Es tiempo de que en nuestro medio se investiguen los sujetos biografiados con absoluta valentía y honradez intelectual y con el solo compromiso con la verdad a que conduzca la búsqueda no comprometida de antemano con una gran tesis ideológica o de cualquier otra naturaleza. Lo que se debe buscar en lo que dejó establecido como norma universalmente citada Leon Edel: "Seek the figure under the carpet…the covert myth has to be deduced from the public myth…[hay que buscar] "his doubts, his failures, his struggles, and not the answers to his successes that are written in the public prints." (Edel, 161-164)

Edel ha tenido mucho eco. Su admonición se expresa en distintos matices. "For we must read certain psychological signs- escribe un conocedor – that enable us to understand what people are really saying behind the faces they put on, behind the utterances they allow themselves to make before the world". (Hamilton, Primer, 109) Otro autor escribe: "The crucial question that a biographer must answer is this: What is the most appropriate way to deal with the biographical subject so as to express in the most meaningful and coherent way the salient aspects of his or her life within its own cultural context?" (Schoppa, 30 en Writin Bio) Otra autora es más explícita. Una biografía debe auscultar la vida de su sujeto en todos sus aspectos, tanto públicos como privados. "Readers wanto to know – escribe – how a subject confronted the existential issues and questions that all humans face. This includes more than 'Why am I here?' and 'What does my life mean?' At crucial times in the lives, individuals define or redefine themselves when circumstances force them to make difficult choices or when they remain unable to extricate themselves from their past." (Leckie, en Ambrosius, 6) Sé que en la historiografía nuestra podemos encontrar algunas ocasionales reflexiones breves que sugieren este enfoque más integral. Pienso, no obstante, que al día de hoy no se han producido trabajos significativos que respondan a esta necesidfad casi intuitivamente avizorada. Todos los cultivadores del género tenemos la obligación profesional de profundizar nuestras ofertas con estudios más agresivos, imaginativos, valientes y liberados de las ataduras conocidas.

En otra dimensión importante nos retan las tendencias internacionales más recientes. Hasta una revista tan conservadora como la American Historical Review ha tenido que reaccionar a la eclosión biográfica, al dedicar una Mesa Redonda al tema de "Los Historiadores y la Biografía" (ficha), en la que se plantea la pregunta: "What are the reasons for this recent efflorescence of historians´ biographies?" Se aducen varias explicaciones, pero las tres más pertinentes me parecen las siguientes: (1) "The subject of biography is no longer the coherent self but rather a self that is performed to create the impression of coherence or an individual with multiple selves whose different manifestations reflect the passage of time, the demands and options of different settings, or the varieties of ways that others seek to represent that person." Si bien en la llamada "nueva" biografía parece predominar la noción de que la personalidad es variable y multifacética y que no existe tal cosa como un "coherent self", sigue vigente en importantes círculos la vertiente contraria; a saber, "the probability that elements of personality developed in childhood can remain coherent over a lifetime, or that the cultural and social modalities that influence personality development can encourage the production of a fixed core within an idividual persona". Este debate sigue siendo fundamental y debe ser asumido entre los estudiosos puertorriqueños. No importa la posición que se asuma al respecto, el balance ha de ser positivo, puesto que en el transcurso de la ponderación de estos extremos mencionados, el investigador biográfico en nuestro medio habrá de enriquecer sus textos con sus consideraciones. (2) "Biography is no longer restricted to the lives of the rich, powerful, famous and infamous. There are infinite stories to be told of unknown, innarticulate unlettered men, women and children, and, as feminist, labor and social historians have discovered,telling them offers a fruitful approach to rexamining, and perhaps reconfiguring, the categories of class, gender and ethnicity as they interact at the level of the individual". Es interesante observar que por esta banda parece existir una fructífera y creciente producción en Puerto Rico que se manifiesta más, según mi personal observación, en el cultivo de la autobiografía y la memoria. Deberá continuar esta tendencia deseable, estimulando al mismno tiempo la biografía en sí de los no famosos, ricos y poderosos.(3)"The new biography…emphasizes the power of culture in shaping the self, in accord with the belief that culture, not nature, is the primary force molding individual personality". No podía ser de otra manera, en estos tiempos en que todavía impacta significativamente el "giro cultural". Para el historiador que cultive la biografía desde las perspectivas que anteceden, se abren nuevas posibilidades para descubrir e incorporar a sus indagaciones sobre el pasado concreciones humanas con sus colores y luces diversos, lo que permitirá impartirle vida y credibilidad a sus abstracciones y generalizaciones. (Para las citas que anteceden, véase Ibid, 579-581)

En definitiva, el consenso que parece predominar en la literatura reciente sobre la historia y teoría de la biografía ( y áreas relacionadas) sugiere que se ha ampliado considerablemente el reparto de exigencias para la reconstrucción más a fondo y compleja del sujeto biografiado. Se exige una investigación exhaustiva de fuentes muy diversas, tanto específicamente en torno al sujeto en sí como a su contexto histórico/cultural. Se persigue rescatar, tanto o más que la figura pública y su "obra", "the figure under the carpet"; esto es, el carácter y la personalidad que realmente palpita detrás de la imagen pública y que explica, en última instancia, dicha obra. Se busca, más allá de la documentación que está ahí, accesible, la que Vandiver llama la "evidencia existencial", otro nivel de señales "that no biographer can ignore,…secondary evidence [that] constitutes the meanings, appreciations, nuances of character that can be deduced from the existential evidence and from traits and habits¨.(Vandiver, en Oates, 51-52) Se propone, en fin, la evocación del carácter y la personalidad, con todas sus complejidades, grandezas, flaquezas, consistencias y contradicciones, como la más alta meta del biógrafo contemporáneo. Sin reclamar el mérito de haber logrado esta difícil hazaña, me reconozco al menos entre los que nos hemos percatado de la carencia y nos esforzamos por comenzar a superarla. En el prólogo de un libro que está por publicarse (si es que no ha salido al publicarse este ensayo), escribo: "El género biográfico en nuestro medio, como se sabe, peca de desatención a las complejidades humanas de sus sujetos. Se tiende a narrar los hitos en la vida de las grandes figuras, sin atender previamente sus procesos formativos, sus virtudes y defectos y las tendencias y pormenores esenciales característicos de sus mentalidades, según lo van revelando sus palabras, escritos y acciones". (fuente, p. 14)

Otros aspectos de la agenda que nos reta merecen al menos breves notas de cierre. Escribir sobre vidas, ya sea desde la biografía, la autobiografía o la memoria, conlleva esfuerzos literarios muy exigentes. No es aceptable a estas alturas la narrativa escueta y cansona de otros tiempos. La biografía (y sus congéneres) exigen un pacto con el lector que suscite de las maneras más imaginativas posibles su atención y hasta su colaboración para la comprensión de lo que se desea comunicar. El aprendizaje y el cultivo de técnicas literarias apropiadas para los historiadores, como ha señalado Fernando Picó, evitará que éstos se engañen a sí mismos y desistan de "remedar la prosa positivista que tan mal le sirve a la disciplina". (Ana L Vega et al, eds, Hist y Lit, 96)

Por último, los cultivadores del género en Puerto Rico debemos constituirnos en los principales promotores de nuestra producción, publicando trabajos que se reconozcan de inmediato como innovadores, complejos y revisionistas que incorporen, como lo ha hecho la historiografía en general, lo mejor y más avanzado del repertorio internacional. Se debe persuadir con militancia a las facultades universitarias correspondientes para que estimulen una mayor apertura a estos estudios tanto entre sus profesores investigadores como en el estudiantado. Simultáneamente, será necesario algún programa práctico y bien pensado dirigido a educar al lector general para afinar su gusto y capacidad crítica, de modo que exija, y se le ofrezca, lo mejor que podamos presentarle como resultado de nuestra propia reeducación.